Publicada:
12-07-2013
Pastoral artística en Perú
El misionero
comboniano Juan Goicochea Calderón, peruano de 43 años de edad, lleva a cabo
el proyecto de Pastoral artística en Lima, Perú, entre los niños y jóvenes
más pobres, con el fin de ayudarlos a desarrollar sus talentos y, al mismo
tiempo, revitalizar la forma en que se trasmite el mensaje evangélico.
El padre Juan Goicochea ingresó al seminario de su diócesis a los 19
años. Realizó su teologado en Innsbruk, Austria, de 1996 a 1999. Se ordenó
sacerdote el 12 de febrero de 2000. Su primer destino fue Alemania, en donde
estuvo nueve años trabajando con la gente de la calle, drogadictos,
pandilleros, extranjeros y presos. «Mi trabajo consistió en acompañarlos
pastoralmente, escucharlos, estar con ellos en los diferentes centros que
tiene Caritas. Celebraba la
ucaristía, visitaba enfermos y además fui el encargado de un centro con
personas moribundas, a quienes acompañaba».
En su tierra natal
La Pastoral artística es «resultado de ideas que tengo desde hace
muchos años, porque en mi país hay mucho talento pero nadie se preocupa por
él, hay pocas iniciativas. Mi idea siempre ha sido integrar los talentos que
Dios nos ha dado en la misión, para dinamizar la evangelización, las
celebraciones litúrgicas. Es decir, transmitir el mensaje de Cristo de otra
manera, con diferentes expresiones».
El padre Juan nos comentó que cuando llegó a Perú (al regresar de
Alemania) se encontró con muchos desafíos: pobreza, jóvenes pandilleros,
desintegración familiar, violencia. «Sentí la necesidad de llegar a las
personas desde la parroquia». Por eso surgió la Casa de la Pastoral
artística. «Sabemos que si los niños no vienen aquí estarían en la calle,
porque la mayoría de ellos no tiene papá, vive pobreza, desintegración
familiar o abandono, y entonces estarían donde hay robos, insultos y
agresión. A esta Casa no hemos invitado a ningún niño, ellos solitos han
llegado».
La Hermana Karina Beneder es franciscana nacida en Austria y vino
para atender la Casa. «Al inicio le dije que debía aprender el idioma, porque
en cuanto empezó se llenó la casa de niños. Entonces todo lo que se hace en
la casita es para descubrir los talentos y capacidades de los niños, para que
las aprovechen en el bien y construir un mundo más humano. Tenemos muchas
iniciativas para niños y jóvenes, deporte, gimnasio, baile, danza, teatro,
pintura, todo con valores y principios».
Y continúa el padre Juan: «Mi idea no es que sea una Casa aislada
del Plan Pastoral». Y subraya que el contexto en el que viven los jóvenes
peruanos es muy peligroso: «Queremos llegar a las escuelas, porque (los
adolescentes) tienen muchos problemas, los pandilleros ya los esperan a la
salida de clases». Por eso este misionero comboniano desea que la Pastoral
artística no sea sólo un proyecto personal sino una responsabilidad
parroquial. «Ahora evangelizamos a través del arte con la idea de trasmitir
nuestra fe y de animar a la evangelización. Dentro de la parroquia veo esta
área pastoral reconocida y aceptada por todos. Espero que se entienda cada
vez más que nuestro trabajo es promover la misión, anunciar de manera fresca
y alegre la fe. Quisiera que a futuro no haya sólo una Casa, sino que en cada
comunidad haya esta área».
Iglesia joven
El padre Goicochea nos comentó que está en «sintonía con lo que nos
pide la Iglesia de Latinoamérica. Una prioridad de Aparecida es la opción por
los jóvenes, porque una Iglesia que no tiene juventud es pobre; una Iglesia
que no acoge a los niños, no tiene la ternura ni la actitud de Jesús que optó
por los pequeños y que los mira con mucho amor y los incluye. Si no
trabajamos ahora con los niños y jóvenes, después será muy tarde. Los errores
se cometen en la juventud y la niñez es víctima de los errores cometidos por
los adultos. Por eso debemos estar presentes para ayudarlos, para invitarlos
a sanar, a sacar lo positivo, para evitar que caigan en la desilución o en la
frustración. Dice Pitágoras: “Si no quieres castigar al hombre del mañana,
tienes que educar al niño”».
Finalmente, el misionero comboniano nos comentó que Jesús nos
desafía a optar por los pobres y débiles «porque en ellos está Cristo. El
texto del Éxodo de la zarza ardiendo me inspira mucho porque Dios se rebela
en una zarza, que tradicionalmente no es bonita ni conocida; entonces, en las
personas que no son bonitas, que no huelen bien, que han errado o sin futuro,
desde ahí Dios nos habla y compromete. Ahí empieza la conversión de Moisés
ante un Dios sin estatus, título ni poder, y así es el pueblo. Para mí,
trabajar por Dios es estar con ellos porque es acercarme a Dios mismo».
Hermana
La Hermana Karina Beneder conoció al padre Juan Goicochea desde hace
ocho años en Austria, cuando él visitaba escuelas, y ella era maestra en una
de ellas. Anteriormente había dado un año de servicio en África y después
decidió hacerlo en América Latina. Llegó a Perú en julio de 2012 y se fue en
julio de 2013. Pero se llevará consigo a un pequeñito de tres años y a su
mamá para que le realicen una operación en Austria. «Vine un año para
trabajar con los niños y familias de bajos recursos, porque en Austria no hay
esta situación. Jesucristo y san Francisco han hablado mucho de los pobres.
Francisco es ejemplo para mí, y con esta experiencia me enseñó cómo es la
realidad en el mundo. En esta Casa realizo manualidades, atiendo a niños en
la guardería, les damos agua y comida. A veces vienen de 20 a 40 niños y
jóvenes en un día. Viene uno o dos grupos de jóvenes en la noche al gimnasio,
danza, teatro o zancos. Los domingo vienen a catequesis. Esta Casa está
abierta para ayudar a la gente con necesidad. También visito familias pobres
y con problemas y hablo con las mamás de su situación. Este trabajo ha sido
difícil, pero orar en la capilla me dio fuerza. Jesús está en mi vida. Este
trabajo lo hago con fe, de otra forma no se puede», concluyó la religiosa.
Por: Claudia VILLALOBOS
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