Publicada: 12-10-2020

Fiesta de san Daniel Comboni

«Queridos hermanos, ¡feliz fiesta de san Daniel Comboni!
»La Palabra de Dios nos recuerda lo hermoso que es agradecer al Señor por su presencia y sus bendiciones en la vida de cada uno de sus discípulos. Contemplando la vida de nuestro padre fundador, se nos invita a decir el bien de Dios, a bendecirlo y agradecerle por la persona, la vida de testimonio y servicio misionero de san Daniel Comboni...
»Entre las muchas inspiraciones que el Espíritu Santo puede sugerirnos tanto en lo individual como comunitario, este año queremos celebrar la fiesta pensando principalmente en tres realidades.
»La santidad de Comboni nos habla del amor crucificado del Corazón de Jesús... Mirando la cruz, él contempló el Corazón de Jesús que late por la humanidad que necesita encontrar el gran amor de Dios por cada hombre y mujer... Esta cruz nos recuerda la pasión misionera de Comboni por los pueblos de África por los que dio la vida. A través del corazón nos recuerda contemplar el Corazón de Jesús que sigue latiendo por toda la humanidad.
»La santidad de Comboni se vive en comunión con la humanidad sufriente. San Daniel vivió una santidad solidaria con los que sufren y los que son maltratados... Hoy también nosotros estamos llamados a compartir en santidad la vida de muchas personas que afrontan la crisis de la pandemia del coronavirus y todas sus consecuencias. Seguimos en comunión con los migrantes y refugiados, con los pueblos que se encuentran en zonas de conflicto y guerra.
»La santidad de Comboni nos acompaña en nuestro camino hacia el XIX Capítulo General. Confiamos en que el encuentro con él nos hará redescubrir la santidad de su vida y nos recordará nuestra llamada a ser discípulos. Estamos invitados a dejarnos convertir por la misericordia de Dios, a continuar nuestro camino para ser “santos y capaces” como quiso nuestro fundador y a vivir nuestra misión en el contexto del mundo de hoy junto a nuestros hermanos y hermanas necesitados de escuchar las buenas noticias de Jesucristo.
»Que nuestra Madre María, que acogió y guardó todo en su corazón, nos obtenga la gracia de escuchar, profundizar y acoger las sugerencias del Espíritu Santo en nuestro camino hacia el XIX Capítulo General», concluyó el padre Tesfaye.
Fuente: comboni.org