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Publicada: 22-01-2021

 

Obispos del mundo por el desarme nuclear

«La peor de todas las armas de destrucción masiva ha sido juzgada durante mucho tiempo como inmoral. Ahora también es finalmente ilegal», dicen los obispos católicos de todo el mundo, desde Europa a Japón, de Filipinas a Sudáfrica, a los que se han unido laicos, religiosos y religiosas de una veintena de países, que han acogido la entrada en vigor del Tratado aprobado en 2017, que hace ilegal el uso, la amenaza, la posesión y el almacenamiento de armas atómicas.
Es alentador, escriben, que la «mayoría de los Estados miembros de las Naciones Unidas apoyen activamente el nuevo tratado mediante la adopción, las firmas y las ratificaciones» y que las encuestas muestren que la opinión pública está convencida de que las armas nucleares deben ser abolidas. Pero la preocupación expresada por los prelados se refiere a los riesgos que quedan de un eventual uso, cuyas consecuencias son catastróficas para la humanidad y el medio ambiente, como también recordó el Papa en la audiencia del pasado miércoles.
«Dos ejemplos que hablan a todas las personas –escriben los obispos­– son los impactos desproporcionados de la radiación en las mujeres y las jóvenes y los graves efectos en las comunidades indígenas cuyas tierras han sido utilizadas para pruebas nucleares».
Los obispos reiteran su apoyo al papel de liderazgo desempeñado por el Papa en este ámbito, con sus continuas intervenciones a favor del desarme, y recuerdan la histórica visita de 2019 a las ciudades bombardeadas de Hiroshima y Nagasaki con la condena que elevó el Pontífice «a la posesión de armas nucleares por parte de cualquier Estado».
La paz –recuerdan, citando a Francisco– no puede lograrse mediante «la amenaza de la aniquilación total», y es necesario apoyar «los principales instrumentos jurídicos internacionales de desarme y no proliferación nuclear, incluido el Tratado de las Naciones Unidas sobre la prohibición de las armas nucleares».
«Creemos que el don de la paz de Dios actúa para disuadir la guerra y superar la violencia. Por ello, en este día histórico, felicitamos a los miembros de la Iglesia católica que durante décadas han estado al frente de los movimientos de base para oponerse a las armas nucleares y a los movimientos católicos en favor de la paz que forman parte de la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares, ganadora del Premio Nobel (Ican)».

 





 

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