“La igualdad de acceso a las vacunas es necesaria para garantizar la salud pública de todos
los miembros de la sociedad. No podemos curarnos y seguir adelante hasta que todos
nosotros, incluidas las personas obligadas a desplazarse por la fuerza, estemos vacunados”,
dice el director internacional del Servicio Jesuita a Refugiados (Jesuit Refugee Service –
JRS), p. Thomas H. Smolich, en un informe de la organización humanitaria patrocinada por
los jesuitas, con el que apela a no olvidar a nadie en los planes de vacunación contra la
pandemia de Covid-19.
El informe destaca que “la dignidad de toda persona humana debe ser el principio rector de
los esfuerzos de vacunación a nivel mundial y nacional”. El JRS, que trabaja a favor de las
personas desplazadas y refugiados en 56 países de todo el mundo (de los cuales 15 son
africanos) recuerda el llamamiento del papa Francisco a “no poner las leyes del mercado y
de las patentes por encima de las leyes del amor y de la salud de la humanidad. Pido a
todos: a los responsables de los estados, a las empresas, a los organismos internacionales,
de promover la cooperación y no la competencia, y de buscar una solución para todos.
Vacunas para todos, especialmente para los más vulnerables y necesitados de todas las
regiones del planeta. ¡Poner en primer lugar a los más vulnerables y necesitados! (del
Mensaje de Navidad de Urbi et Orbi 2020).
“Su petición no cayó en oídos sordos”, dice el JRS porque “la Organización Mundial de la
Salud está fomentando la distribución justa de vacunas a través de la iniciativa Covid-19
Vaccines Global Access (COVAX), que incluye disposiciones especiales para los
refugiados”. El informe de la organización humanitaria patrocinada por los jesuitas presenta luces y
sombras, porque mientras países como “Angola, Colombia y Sudáfrica están haciendo
planes que excluyen o limitan severamente el acceso de los refugiados a la vacunación”,
hay otros como “Jordania, que se compromete a garantizar que cualquier persona en suelo
jordano pueda registrarse y recibir la vacuna de forma gratuita”.
El JRS también llama la atención sobre el hecho de que el acceso a la vacuna es
insuficiente porque “muchas personas desplazadas violentamente viven sin estatus legal” y
temen ser detenidas y deportadas por su participación en programas de vacunación. “La
vacuna trae esperanza para acabar con el sufrimiento de la pandemia y el JRS dice que
todos tienen derecho a compartir esta esperanza”, concluye el informe.
Según estadísticas de ACNUR (Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados) hay 80
millones de personas desplazadas por la violencia en el mundo.
Fuente de la nota: Agencia Fides.