El cardenal Marcello Semeraro presidió la celebración eucarística con el rito de beatificación de Simón Cardón y cinco compañeros mártires, todos religiosos de la Congregación Cisterciense de Casamari, asesinados por odio a la fe en 1799. No eran “guerreros”, dijo el cardenal en su homilía, sino “hombres temerosos, como lo somos todos”.