«La salvación de África y de sus hijos viene de las mujeres africanas que permanecen fieles a su misión de custodias de la vida y de la familia: nosotros, los misioneros, somos testigos de ello», escribe el P. Silvano Galli, de la Sociedad para las Misiones Africanas (SMA), con motivo del Día Internacional de la Mujer.
«Si África no se ha hundido en la miseria, sino que sigue avanzando, a pesar de todas las desgracias que han caído sobre ella, a pesar de las guerras, las enfermedades, el hambre, a pesar del desgobierno generalizado, esto se debe, en gran parte, a la tenacidad de las mujeres, a su amor y a su compromiso con la vida – continúa el misionero de Lomé -. La mujer africana es una protagonista oculta pero insustituible. Las madres de familia no abandonan sus hogares, sus hijos y sus ancianos, cuando la casa se incendia o la tierra es invadida por gente sin ley y sin corazón».
«África se salva gracias a las madres que siguen trabajando la tierra para mantener a sus familias, que crían a sus hijos y a los de los demás, que desafían a las bandas armadas y se enfrentan a la violencia, incluso a la que más las humilla, y que resisten desarmadas incluso cuando todos se van. África se salva gracias a esas madres que, una vez superada la emergencia, aún saben encontrar los caminos del perdón y la reconciliación para que la vida pueda continuar, esas madres que no tienen miedo de salir a la calle para pedir justicia y paz y un futuro para sus hijos y hermanos».
«La mujer, con su ‘genio femenino’, tiene la capacidad de ver lejos, de prever y proveer, de acoger, hacer crecer y promover la vida, toda vida, no sólo la humana, su capacidad de escuchar, empatizar y ser sensible a toda persona, su capacidad de transformar incluso el sufrimiento en un regalo para la vida. Este es el poder del amor puesto por Dios en cada mujer. Cuando el genio femenino se une a la fe cristiana, las mujeres africanas también se convierten en los pilares de las comunidades cristianas. Entre estas mujeres no podemos olvidar a las hermanas misioneras, mujeres de Dios, que consagran y sacrifican su vida por la promoción de la mujer. Han sido fieles a su elección de estar al lado de las mujeres, de los enfermos, de los últimos de la tierra, en nombre de Jesucristo. Han puesto su genio femenino y toda su energía, inteligencia y corazón a disposición del desarrollo humano y espiritual de este continente. Como las Hermanas de Nuestra Señora de los Apóstoles, (NDA), presentes en Kolowaré para atender a los enfermos de lepra desde 1942 hasta hoy».
El padre Galli concluye destacando que en estos años terribles «han sido las mujeres las que han salvado la esperanza en África y volverán a ser ellas, las mujeres africanas, las que, si finalmente se produce ese renacimiento africano que todos esperan, harán que el continente avance hacia el futuro».
Crédito de la nota: Agencia Fides.