«Nuestras comunidades combonianas en Polonia se han comprometido desde el principio a acoger a los refugiados de Ucrania. Hasta la fecha, unos tres millones de refugiados han cruzado la frontera hacia nuestro país. Como misioneros, no podíamos permanecer indiferentes ante esta situación y por eso, desde el principio del conflicto, decidimos abrir nuestras dos casas en Cracovia y Varsovia».
Así lo afirma el padre Tomasz Marek, delegado comboniano en Polonia, hablando de la acogida que han organizado los herederos espirituales de san Daniel Comboni para responder de la manera más adecuada a la crisis humanitaria que afecta a la población ucraniana.
El padre Tomasz dijo que «su número cambia cada día porque mientras unos llegan, otros se van a Europa Occidental; mientras que otros están en nuestras casas desde el principio del conflicto. Ahora mismo hay unas 30 personas. Son mujeres y niños, la más pequeña sólo tiene un año y la mayor tiene 82 años. Desde su llegada – continúa – la rutina de nuestro día ha cambiado y cada día es diferente. Les damos comida y refugio. Sin embargo, a menudo necesitan otro tipo de asistencia, como la legalización de documentos, ayuda para encontrar un trabajo o un piso independiente».
«Algunos de ellos – explica el misionero – creen que la guerra terminará pronto y por eso ni siquiera pretenden regularizar su estancia, están tristes, a veces incluso desesperados. También están los que no tienen ningún lugar al que volver porque su hogar ya no existe. Muchos buscan contactos con sus compatriotas, que ya trabajaban en Polonia antes de la guerra».
El religioso señala: «La situación de los niños pequeños es especialmente delicada. Algunos de ellos tienen enfermedades víricas a causa del viaje, el cambio de alimentación y de hábitos, y quizás también por la falta de vacunas, como dicen algunos médicos. Intentamos ayudar a las madres de estos niños organizando clínicas médicas improvisadas».
En la acogida y ayuda a los refugiados, los combonianos colaboran sobre todo con la Cáritas local, pero «el gobierno – informa el P. Marek – también está lanzando un programa permanente de asistencia a los refugiados para ayudarles a integrarse en la sociedad polaca. Además también podemos contar con la ayuda de muchas personas de buena voluntad que, dada la situación, nos apoyan comprando alimentos y productos de higiene personal».
Para concluir el padre Tomasz afirma: «Somos conscientes de que es nuestro carisma comboniano el que podemos poner en práctica aquí y ahora, cumpliendo el deseo de san Daniel Comboni, que vivió para los más necesitados, que son ahora los que huyen del infierno de la guerra. Pedimos a todos que recen por el fin de la guerra y por la paz en Ucrania».
Crédito de la nota: Agencia Fides.