El domingo 20 de noviembre, fue beatificado en Uganda el padre Ambrosoli, misionero comboniano y médico. Previamente el Parlamento de la nación dedicó una sesión especial a honrar la figura de quien, con su vida y entrega ha sido una verdadera bendición para el país.
El pasado miércoles 16 de noviembre, la primera ministra de Uganda, Robinah Nabbanja, secundada por el líder de la oposición en el Parlamento, Matthias Mpuuga, presentaba una moción que rendía tributo a Giuseppe Ambrosoli. En la moción, el Parlamento daba las gracias al nuevo beato, que vivió una vida de distinción y sirvió sin media al pueblo de Uganda, sobre todo en el norte del país, a través de su servicio como sacerdote y médico en la archidiócesis de Gulu, donde prestó especial atención a quienes sufren, guiado por su lema «Dios es amor y yo soy su servidor del pueblo que sufre».
El Parlamento reconoció además que el misionero comboniano fue uno de los primeros en facilitar el ingreso de leprosos en los mismos hospitales que a otros pacientes en lugar de confinarlos en instalaciones a menudo descuidadas. La Cámara ugandesa tomó nota y elogió al padre Ambrosoli por establecer la Escuela de Capacitación en Obstetricia St. Mary’s en Kalongo, distrito de Agago, para capacitar a médicos que prestan sus servicios en Uganda y en otros países.
Se habló además del hospital levantado en Kalongo por el misionero comboniano, que recientemente ha cambiado su nombre para recordarlo a Dr. Ambrosoli Memorial Hospital. Se trata de unas instalaciones de 350 camas, en las que se atienden a casi 60 mil pacientes cada año.
Los parlamentarios elogiaron al padre Giuseppe Ambrosoli por su compasión y bondad excepcionales en el cuidado de los enfermos, y por su caridad, desinterés, humildad, sabiduría y amor a Dios. Elogiaron además que gracias a su labor, se produjo una transformación socioeconómica en Kalongo y en la región en general. Uno de los miembros del parlamento, Samuel Okwir Odwe, dio su testimonio sobre cómo el padre Ambrosoli salvó la vida de muchos bebés en partos difíciles. Uno de aquellos bebés fue él mismo, que nació en el hospital que se levantó gracias al impulso del misionero.
Se presentó, además, una moción para que el Hospital de Kalongo, se convierta en hospital docente universitario, en memoria del nuevo beato y para continuar su labor, una labor marcada por su profesionalidad, amabilidad, infinita paciencia, extraordinaria disponibilidad que atrajo a multitudes de pacientes.
Crédito de la nota: OMPRESS.