Monseñor Christian Carlassare, obispo de Rumbek, refiere que el país espera la visita del Santo Padre. «Esperamos al papa Francisco y al arzobispo Welby. Aquí tenemos inundaciones, sequía y falta de alimentos», añade.
«Sudán del Sur espera al papa Francisco y al arzobispo de Canterbury, Justin Welby. Encontrarán un país que se ha sentido abandonado, que ha sufrido mucho por el conflicto y que sólo atrae la atención mundial en determinadas ocasiones».
Lo dijo monseñor Christian Carlassare, obispo de Rumbek, en Sudán del Sur, en un seminario web organizado por Cáritas Italia sobre la crisis alimentaria en África, también con vistas a la visita del papa Francisco a la República Democrática del Congo y a Sudán del Sur, del 31 de enero al 5 de febrero. Hace dos años, monseñor Carlassare, misionero comboniano, había sido herido a tiros en su casa de Rumbek, antes de tomar posesión como obispo de la diócesis. Tras los acuerdos de paz de 2019 ahora hay un gobierno de unidad nacional y transición, las elecciones se celebrarán en 2024.
«Los acuerdos de paz suelen generar conflictos. Hay una tendencia en los distintos grupos a crear desorden para tener más voz y fuerza en la mesa de negociaciones, a fin de obtener más posiciones y recursos, a costa de desestabilizar el país».
«Pero, ¿cómo se puede hablar de elecciones democráticas cuando la gente sigue a su etnia y un tercio de la población, o cuatro millones de desplazados y refugiados, no podrán votar?», se preguntó el prelado.
Sudán del Sur es un país rico en recursos, pero cuya riqueza «es divisoria, está mal repartida y mal aprovechada». Algunos grupos consiguen acceder a los recursos, pero no crean una economía autóctona, mientras la población vive por debajo del umbral de la pobreza. Faltan servicios, la atención sanitaria es muy dudosa.
Los médicos, mal pagados en la sanidad pública, se trasladan en masa al sector privado, quitando a la población de asistencia. Los sueldos de los profesores son de sólo 20 dólares al mes, por lo que «el sistema escolar está condenado al colapso».
Además, el cambio climático está provocando irregularidades en las precipitaciones, «escasas en el momento de la siembra o demasiado abundantes, destruyendo los cultivos». El nivel del río Nilo también sube demasiado y provoca inundaciones, por lo que no se pueden cosechar ni producir cereales para alimentar a la población.
«En la diócesis de Malakal dos parroquias no tendrán alimentos de marzo a mayo. En Rumbek hay pocos alimentos debido a la escasez de lluvias».
La diócesis, en cooperación con organismos de ayuda alemanes y austriacos, empezará a distribuir alimentos y ayuda de emergencia a los grupos más vulnerables en 16 parroquias. Otro proyecto que Cáritas Rumbek lleva a cabo desde hace tres años está dirigido a las zonas a lo largo del río Nilo que sufren inundaciones, para promover la resiliencia de la comunidad en diversas áreas.
Cabe mencionar que el comboniano Christian Carlassare comenzó una caminata de 400 kilómetros que durará 9 días hasta Juba para recibir a Francisco.
Crédito de la nota: Vatican News.