Monseñor Stephen Brislin, arzobispo de Ciudad del Cabo (Sudáfrica), es uno de los tres africanos que serán elevados al más alto rango de la jerarquía católica durante el consistorio del 30 de septiembre de 2023. En entrevista con Radio Vaticano, habla de los retos a los que se enfrentan los sudafricanos y expresa su convicción de que la Iglesia tiene un papel crucial que desempeñar para motivar y abogar por un sistema económico más justo.
Tras el anuncio del papa Francisco del consistorio para el 30 de septiembre de 2023 en el que creará 21 nuevos Cardenales, Monseñor Stephen Brislin, arzobispo de Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, sigue recibiendo mensajes de felicitación de diferentes países y distintos sectores de la sociedad.
Entre ellos, en un comunicado oficial, el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa calificó la elevación del arzobispo de Ciudad del Cabo como «un honor personal excepcional y un reconocimiento a su liderazgo espiritual y a su gestión de la Iglesia católica en Sudáfrica».
«Su nombramiento es motivo de orgullo para los sudafricanos de todos los orígenes y debería inspirarnos a todos a ejercer nuestras creencias, en nuestra diversidad, con profunda devoción», dijo Ramaphosa.
El presidente de la Conferencia de Obispos Católicos Sudafricanos (SACBC) emitió una nota en la que manifiestan su alegría por el reconocimiento de los dones de Brislin y por ponerlos al servicio de toda la Iglesia.
Y como expresó el Cardenal, hablando con Vatican News al día siguiente del anuncio, ¡se enteró de la noticia gracias a un mensaje de felicitación de alguien de Tailandia!
«No estaba seguro de quién lo había enviado y era un poco ambiguo. Decía simplemente: ‘Enhorabuena, me alegra saber que hay un nuevo sombrero rojo en Sudáfrica’, y no estaba muy seguro», explicó.
Los rumores empezaron a circular y se confirmaron, añadió, pero «me tomó completamente por sorpresa y debo ser sincero, en aquel momento estaba bastante desconcertado y bastante confundido de que las cosas parecieran estar sucediendo tan rápido».
Reciente encuentro con el Papa
El Arzobispo, que es un hombre extremadamente modesto y sencillo, recordó la reciente visita ad limina realizada por los miembros de la Conferencia Episcopal Sudafricana. Se encontraban en Roma durante la estancia del Papa en el hospital para someterse a una intervención quirúrgica, por lo que no pudieron tener una audiencia papal formal. Sin embargo, dijo el arzobispo Brislin, el Santo Padre nos recibió en Santa Marta la mañana en que salió del hospital.
«Simplemente nos habló como un hermano, un hermano mayor, muy gentilmente, muy profundamente, muy sabiamente, y con mucho humor también», afirmó, añadiendo que los obispos estaban muy agradecidos por ello, y por la calidez y la fraternidad que expresó, la colegialidad.
Visión global de la Iglesia universal
Señalando que durante el consistorio del 30 de septiembre tres africanos (de Sudáfrica, Tanzania y Sudán del Sur) serán creados cardenales, reflexionó sobre cómo en las últimas décadas, desde el Concilio Vaticano II, el Colegio Cardenalicio se ha hecho cada vez más diverso.
Dijo que el hecho de que haya representantes de tantos países africanos, «marca una gran diferencia en la naturaleza del consejo y el asesoramiento que recibe el Papa, porque tiene gente de todos los rincones del mundo, y le da una imagen mucho más completa de la Iglesia universal».
«Esto simplemente enriquece a la Iglesia en su conjunto, por la diversidad que refleja esta maravillosa Iglesia de cada nación, cada cultura y cada país».
Sínodo sobre la Sinodalidad
El Arzobispo también subrayó que el hecho de que el consistorio se celebre justo antes del Sínodo sobre la Sinodalidad es «una oportunidad maravillosa para la Iglesia, ya que nos embarcamos y luchamos con un buen número de nuevas cuestiones que realmente no hemos afrontado antes como Iglesia».
«Necesitamos la sabiduría colectiva de toda la Iglesia, porque el Espíritu Santo de Dios actúa en toda la Iglesia, no sólo con los obispos y los sacerdotes y demás, sino con toda la Iglesia y todos sus componentes», afirmó.
El Arzobispo de Ciudad del Cabo continuó hablando de cómo el viaje sinodal ha sido bien recibido por los sudafricanos, que «realmente han respondido a él» sabiendo que es algo que está ocurriendo universalmente, «pero también algo que podemos desarrollar localmente, para convertirnos en esa Iglesia que escucha, esa Iglesia que discierne, y que realmente se abre al Espíritu Santo de Dios».
Y aunque los Cardenales proceden de países, culturas y orígenes diferentes, representan la universalidad de la Iglesia, que está unida en su misión de llegar a todos los rincones de la tierra con el mensaje evangélico de salvación.
Enormes retos para la Iglesia y el país
En este momento, dijo Brislin, Sudáfrica se enfrenta a muchos retos enormes. Como Iglesia, prosiguió, «creo que uno de los mayores retos que tenemos es realmente lograr la sanación, en particular la sanación de las relaciones, porque somos una sociedad rota».
Eso, explicó, es el legado del apartheid y el colonialismo, pero expresó su convicción de que el pueblo debe ser capaz ahora de mirar al futuro y dejar atrás todas las clasificaciones raciales.
«Somos sudafricanos juntos, y debemos trabajar juntos por el bien del país», añadió, pero para ello necesitamos sanar: «Y creo que se trata de una curación que no puede lograrse sólo con el esfuerzo humano. Es una curación que sólo Dios puede traer».
El Arzobispo continuó diciendo que para que se produzca esa curación tiene que haber una transformación económica, y aunque la Iglesia no puede formular una política económica, a través de la doctrina social católica hay algunos valores de base muy importantes para un sistema económico.
Subrayó la importancia crucial de encontrar formas de crear una mayor igualdad entre la población sudafricana «porque la brecha entre ricos y pobres es sencillamente enorme, y a muchos jóvenes se les niega la oportunidad de continuar sus estudios, de conseguir trabajo y de poder vivir una vida relativamente próspera».
Así, reiteró su creencia de que la Iglesia tiene un importante papel que desempeñar a la hora de «motivar y abogar por un sistema económico más justo».
Esperanza para la Iglesia en África y en otros lugares
Preguntado con qué esperanza afronta esta nueva responsabilidad, Brislin aseguró: «Mi esperanza sería ciertamente permanecer fiel a lo que se me ha pedido, y fiel a la Iglesia, fiel a la tradición apostólica y fiel a Jesucristo, de poder evangelizar y promover el Evangelio entre la gente».
«Mi esperanza, también para la Iglesia, es que tenga un impacto aquí en el sur de África y en otras partes del mundo, porque nuestra tarea es llevar la bondad, la belleza y la verdad».
Espero, aseveró, «que todos podamos ser fieles a eso, y trabajar realmente por ello, sin importar los difíciles retos a los que nos enfrentemos en diferentes partes del mundo: tenemos que ser capaces de llevar a la gente a la esperanza, y ver más allá de la realidad, hacia la realidad que fue prometida por Jesucristo».
Concluyendo, pidió oraciones por los nuevos cardenales y por los ya existentes «para que estemos abiertos al Espíritu Santo de Dios». «Así que, por favor, solo un poco de oración. Sería maravilloso», finalizó.
Crédito de la nota: Vatican News.