Compartimos un reportaje de la Agencia Fides sobre la vida de la pequeña comunidad eclesial del país asiático, que el Papa Francisco visitará del 30 de agosto al 4 de septiembre.
Según el último censo, en Arvajhėėr hay menos de 20 mil habitantes. En esa pequeña ciudad de Mongolia, a 400 kilómetros al sur de la capital, los misioneros comenzaron su labor apostólica hace apenas 20 años. Antes de eso, no había rastro de presencia de la Iglesia católica en esa región.
El «nuevo comienzo» de la misión de Arvajhėėr es el punto de partida del cuarto video-reportaje realizado para la Agencia Fides por Teresa Tseng Kuang yi en vista del viaje del papa Francisco a Mongolia del 31 de agosto al 4 de septiembre. Las imágenes, el material de archivo y los testimonios inéditos condensados en el vídeo sugieren de forma sencilla y desorientadora de qué fuentes de gracia bebe la aventura misionera vivida en Mongolia en las últimas décadas.
Hechos y encuentros que son reales y vivos pueden acompañar la vida de los misioneros y misioneras a lo largo del tiempo. La asimilación dócil a Cristo es el secreto de la fecundidad de toda auténtica aventura misionera. No a través del voluntarismo en busca de visibilidad mediante empresas rimbombantes, sino por el camino de la fidelidad agradecida y cotidiana.
La gratitud que testimonian los mongoles bautizados, los primeros que fueron movidos y atraídos a la fe en Cristo, atestiguan cómo sigue ejerciendo su preferencia por los pobres y los pequeños. En el reportaje, la pareja de ancianos Perlima y Renani relatan la alegría de ir a misa y las oraciones con las que cada día piden a Dios que proteja sus vidas y también su ganado. Confiesan que conocieron a la pequeña comunidad católica de Mongolia en una época en la que con sus cuatro hijos «la vida era muy difícil», no había trabajo y «no teníamos comida todos los días». Pero añaden que, desde entonces, cada noche, incluso cuando había poco que comer, «nos reconocíamos ricos en el amor de Cristo».
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Crédito de la nota: Vaticannews