Talitha Kum Zambia (TAKUZA) celebró ayer, 8 de febrero, el Día Internacional de Oración y Sensibilización para la lucha contra la trata de seres humanos, con motivo de la fiesta de santa Josefina Bakhita, patrona de las víctimas de la esclavitud moderna y de la trata de seres humanos. La meditación de este año ha tenido como tema «Viaje con dignidad: escucha, sueña y actúa».
TAKUZA fue fundada en 2021 por tres religiosas, la hermana Kayula Lesa de las Hermanas de la Caridad, la hermana Mutinta Simaanza de las Hermanas del Espíritu Santo y la hermana Veronica Ramotse de la Congregación de las Pequeñas Siervas de María Inmaculada. Las tres religiosas formaban parte de los 35 participantes en el curso de 2020 promovido por Talitha Kum International para formar redes nacionales y regionales en todo el mundo con el fin de combatir la trata de seres humanos.
Fundada en 2009 en la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG), Talitha Kum promueve la colaboración entre redes organizadas a escala nacional, regional y continental para combatir la trata y la explotación de seres humanos, apoyando activamente a las víctimas, a los supervivientes y a las personas en situación de riesgo.
TAKUZA inició formalmente sus operaciones en mayo de 2022. Ahora cuenta con tres empleados a tiempo completo en todo el país y grupos de divulgación en las 11 diócesis católicas. Actualmente, el proyecto está siendo ejecutado por las Religiosas de la Caridad.
Zambia es un punto crítico para el tráfico de seres humanos en el sur de África, sobre todo de migrantes procedentes de Etiopía, Somalia, la República Democrática del Congo, Ruanda y otros países, en busca de oportunidades de empleo en países más ricos como Namibia y Sudáfrica. La región cuenta con un acuerdo de libre circulación de personas y mercancías en el marco de la Comunidad para el Desarrollo del África Austral (SADC), lo que facilita a los traficantes de personas el contrabando transfronterizo.
Los cárteles de trata de seres humanos que operan en Zambia explotan a mujeres y niños de los países vecinos para convertirlos en trabajadores forzados o para que se inicien en la prostitución. En particular, el objetivo son las mujeres ruandesas. Las atraen a Zambia con la promesa de que adquirirán el estatuto de refugiadas y obtendrán beneficios económicos. Con el tiempo, se convierten en esclavas sexuales y son retenidas contra su voluntad. Los traficantes amenazan a las inmigrantes ilegales con entregarlas a los funcionarios de inmigración si se niegan a hacer lo que les dicen.
Crédito de la nota: Agencia Fides.