Tras el atentado contra una parroquia que costó la vida a una docena de personas, el titular de la diócesis afectada y presidente de la Conferencia Episcopal local, relata la reacción de su Iglesia: «A los que nos ofrecen balas les ofrecemos paz, fe y esperanza. El atentado no es una persecución contra los cristianos: se intenta hacer pasar la falsa idea de que hay una guerra de religión».