En la ciudad de Papeete, en la isla de Tahití, capital de Polinesia Francesa, se encuentra la sede de la Arquidiócesis de Papeete, la cual abarca decenas de islas dispersadas en el sur del océano Pacífico, en Oceanía. Los católicos francopolinesios son protagonistas de su propio proceso evangelizador.
El viernes 2 de agosto, la gran iglesia de Maria No Te Hau (María Nuestra Señora de la Paz), en el corazón de Papeete, está repleta. Se celebra uno de los acontecimientos más importantes de la vida pastoral de la archidiócesis. «Después de un mes de enseñanza en las distintas “escuelas de la fe” de la capital de Polinesia Francesa, monseñor Jean Pierre Cottanceau, de la Congregación de los Padres de Picpus (sscc), ha conferido la investidura oficial a los nuevos catequistas y ministros extraordinarios de la Eucaristía». El padre Sandro Lafranconi, sacerdote de la Sociedad para las Misiones Africanas (SMA), explica a la Agencia Fides lo que él mismo define como «la mayor de las diócesis de la Santa Madre Iglesia».
«Los laicos son los más implicados en la evangelización y en la vida cotidiana de la Iglesia católica. Son las fuerzas vivas que actúan directamente a través de esta enorme diócesis. Además de los 20 sacerdotes y los 50 diáconos, son estos laicos de los archipiélagos más remotos, las Islas Gambier y Australes, como las pequeñas y minúsculas venas que permiten la transmisión de la fe, alimentada por Cristo Resucitado». Los catequistas son llamados «Katekita» y han recibido una formación de cinco años. Los asistentes catequistas o «Tauturu Katekita» han completado dos de los cinco años y los «Tavini», ministros extraordinarios de la Eucaristía, han seguido otra formación de dos años que podría ser preliminar a los cinco años para ser reconocidos como «Katekita».
El padre Sandro quiere señalar que la traducción de «Katekita» como catequista podría inducir a error. «Están llamados a asumir responsabilidades pastorales de un alcance más amplio que las que corresponderían a la figura clásica del catequista parroquial. De hecho, presiden la celebración dominical en ausencia del sacerdote, comentan la Palabra de Dios en la liturgia y se encargan de la distribución de las hostias consagradas, velando por que el sacramento de la Eucaristía se administre según las indicaciones proporcionadas por la Iglesia Católica».
Crédito de la nota: Fides