En sus saludos al terminar el Ángelus, el papa Francisco expresó su temor por la decisión de Kiev de prohibir la Iglesia ortodoxa vinculada al Patriarcado de Moscú. Su llamamiento: «Que ninguna Iglesia cristiana sea abolida directa o indirectamente».
El Papa expresó una fuerte preocupación al término de la oración del Ángelus: que a los que quieran, no se les permita rezar «en la que ellos consideran su iglesia». Una referencia directa a la decisión del Parlamento ucraniano de prohibir la Iglesia ortodoxa vinculada al Patriarcado de Moscú.
«Sigo con dolor los combates en Ucrania y en la Federación Rusa, y pensando en las leyes aprobadas recientemente en Ucrania, temo por la libertad de los que rezan, porque quien reza de verdad reza siempre por todos», dijo.
«No se hace el mal porque se reza. Si alguien hace el mal contra su pueblo, será culpable por ello, pero no puede haber hecho el mal porque rezaba. Entonces, que a los que quieran rezar se les permita rezar en la que consideren su Iglesia. Por favor, que ninguna Iglesia cristiana sea abolida directa o indirectamente: las Iglesias no se tocan», sentenció el Santo Padre.
El proyecto de ley votado el 20 de agosto en Kiev por una aplastante mayoría, y que concede a las parroquias afectadas un plazo de nueve meses para romper sus vínculos con la Iglesia ortodoxa rusa, provocó la reacción inmediata de Moscú, que comentó que pretendía «destruir la verdadera ortodoxia canónica y sustituirla por un sucedáneo, una falsa Iglesia».
Crédito de la nota: Vatican News.