Este 10 de septiembre, el Santo Padre se reunió con los obispos, sacerdotes, diáconos, consagrados, seminaristas y catequistas de Timor Oriental, en la catedral de la Inmaculada Concepción de Dili.
«No dejen de profundizar en la doctrina cristiana, de madurar en la formación espiritual, catequética y teológica; porque todo esto es necesario para anunciar el Evangelio en su cultura y, al mismo tiempo, purificarla de formas y tradiciones arcaicas y, a veces, supersticiosas», con estas palabras el Papa Francisco alentó a los obispos, sacerdotes, diáconos, consagrados, seminaristas y catequistas de Timor Oriental, con quienes se reunió la mañana de este martes, 10 de septiembre, en la catedral de la Inmaculada Concepción de Dili.
Tras el saludo de bienvenida de monseñor Norberto de Amaral, Presidente de la Conferencia Episcopal de Timor Oriental y después de haber escuchado el testimonio de una religiosa, un sacerdote y un catequista, el Santo Padre les dirigió un discurso en el cual recordó que es un país «en los confines del mundo», pero al centro del Evangelio.
Y dirigiéndose especialmente a los sacerdotes, el Santo Padre dijo que, se ha enterado que el pueblo se dirige a los sacerdotes afectuosamente llamándoles «Amu», que es el título muy importante, que significa «señor». Pero esto, les dijo el Pontífice, no debe hacerlos sentirse superiores al pueblo, ni llevarlos a la tentación de la soberbia y del poder; no debe conducirlos a pensar en su ministerio como un prestigio social, actuando como dirigentes que aplastan a los demás.
Antes de concluir su discurso, el Papa Francisco les recordó que el perfume más valioso es el de Cristo y su Evangelio, que enriquece la vida y la llena de alegría. Y les dijo que, «Dios sabe cómo cuidar bien a aquellos que ha llamado y enviado a la misión».
Crédito de la nota: Vatican News