El Santo Padre envía un mensaje al director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Qu Dongyu, con motivo del Día Mundial de la Alimentación 2024: «Sólo si tomamos el ideal de justicia como guía de nuestra acción se podrán atender las necesidades de las personas».
«Los responsables políticos y económicos a escala internacional han de escuchar las demandas de los últimos de la cadena alimentaria, como los pequeños agricultores, y de las formaciones sociales intermedias, como la familia, que intervienen directamente en la alimentación de las personas». Esta es una de las peticiones del papa Francisco en su mensaje a Qu Dongyu, director general de la FAO, en el ámbito de la Jornada Mundial de la Alimentación 2024 que se celebra este miércoles 16 de octubre.
El Pontífice sostiene que «el derecho a los alimentos para una vida y un futuro mejores» es algo prioritario, «ya que satisface una de las necesidades básicas del ser humano, es decir, alimentarse para vivir en consonancia con adecuados estándares cualitativos y cuantitativos, que garanticen la digna existencia de la persona humana». No obstante, observa que este derecho es frecuentemente menoscabado «y no aplicado con justicia, con las nocivas consecuencias que esto conlleva».
Asimismo, subraya la necesidad de considerar los principios de subsidiariedad y solidaridad como fundamentos de los programas y proyectos de desarrollo, «para que nunca se postergue la escucha real de las necesidades que vienen de abajo, de los trabajadores y los agricultores, de los pobres y hambrientos, y de los que viven con dificultades en zonas rurales aisladas».
El Santo Padre plantea que la humanidad, herida por tantas injusticias, reclama de manera apremiante la implementación de medidas eficaces para llevar una vida mejor y revela que en ello pensaba cuando propuso considerar «el paradigma de la ecología integral». Con dicho enfoque, se tienen en cuenta «las necesidades de cada hombre y de todo el hombre, para que se protegiera su dignidad en su relación con los demás y en estrecha conexión con el cuidado de la creación».
El Obispo de Roma pide dejarnos interpelar y conmover por la condición del otro y que la solidaridad se convierta en la principal de nuestras decisiones. De este modo, evidencia el Papa, la protección de las generaciones futuras irá de la mano de la escucha y la actuación a favor de las demandas de las generaciones presentes. ¿Cómo? «Mediante una alianza intra e intergeneracional que nos convoque a todos a la fraternidad y dé un sentido nuevo, más auténtico, a la cooperación internacional, una cooperación que debe animar a esta Organización y a todo el sistema multilateral», escribe el Sucesor de Pedro.
El Papa anticipa que en este camino, lleno de obstáculos y dificultades, pero que a la vez define «apasionante y colmado de retos», «la comunidad internacional contará con el aliento de la Santa Sede y de la Iglesia católica». Ambas «no dejan de brindar su tenaz contribución para que todos puedan disponer de alimentos en cantidad y calidad adecuadas para sí mismos y para sus familias, para que cada persona pueda llevar una vida digna y para que se derrote definitivamente la dolorosa lacra de la miseria y el hambre en el mundo».
Crédito de la nota: Vatican News