La provincia de los frailes dominicos en Perú, confirmó la muerte del teólogo Gustavo Gutiérrez Merino, uno de los autores más representativos de la Teología de la Liberación.
A los 96 años, falleció quien fuera ordenado sacerdote en 1959 y consagrado en la orden de predicadores o frailes dominicos en 2001 y a quien se le recuerda como el mayor exponente de la Teología de la Liberación. Pensador, teólogo, profesor y fundador del Instituto Bartolomé de las Casas en Lima. Formado en medicina, además de filosofía y letras en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en Perú, fue ahí donde inició sus primeras reflexiones teológicas.
Pasó por varias universidades de Europa, entre las que se cuentan la de Lovaina en Bélgica y Lyon en Francia. Fue profesor en universidades como la de Michigan, Cambridge, Montreal, Harvard, Comillas, Berkeley, Layon, Sao Paulo y Sophia. Abrazó una propuesta teológica centrada en la relación que debe existir entre la salvación, la liberación y el desarrollo.
Marcado por la realidad del continente y lo que en su momento se definió como la opción preferencial por los pobres, planteó dos interrogantes para desarrollar su propuesta conceptual desde la teología:
«¿Existen dos órdenes paralelos, es decir, un fin autónomo y secular del ser humano y una revelación sobrenatural, de tal modo que el hombre se moverá en dos ámbitos del saber y de la vida, completamente separados e independientes uno del otro?, y luego, la que constituye una grave cuestión, ¿cómo decirle al pobre que Dios lo ama?». Preguntas que fundamentaron muchas de sus posturas que desde lo crítico lo llevaron a manifestarse contra las estructuras que en América Latina y el Caribe están normalizadas y hacen perpetua la condición de pobreza para muchos.
Gustavo Gutiérrez Merino fue criticado por su clara lejanía de la ortodoxia lo que le mereció una asociación directa con el marxismo.
La elección del papa Juan Pablo II en 1978, su origen polaco y amplio conocimiento de la señalada amenaza soviética, además de la elección de Ronald Reagan como presidente de Estados Unidos en 1980, fueron acontecimientos que marcaron esa lucha y estigmatización contra la Teología de la Liberación y las voces de sus mayores representantes.
En 2004, la Santa Sede concluyó lo que denominó un proceso de clarificación sobre los puntos que encontraba problemáticos en algunas obras del teólogo.
No obstante, en 2015, Gutiérrez Merino hablando sobre su obra publicada y traducida a 20 idiomas en 1971 «Una teología de la liberación: historia, política, salvación», que esta propuesta teológica no podía asociarse con el marximo porque según afirmó «La teología de la liberación, desde la primera hasta la última línea del libro, está en contra del marxismo porque para Marx el cristianismo era opresión y el trabajo de mi vida está comprometido con la idea de que el cristianismo es liberación». Afirmación hecha durante un evento en su honor organizado por la Universidad de Fordham en Manhattan.
Autor de más de 20 obras de las que se recuerdan, entre otras, las tituladas «Líneas pastorales de la Iglesia en América Latina», «La verdad los hará libres», «De Medellín a Aparecida» y «¿Dónde dormirán los pobres?», desarrollan el pensamiento y la propuesta teológica de Gustavo Gutiérrez Merino, para quien «la pobreza no es una fatalidad, es una condición; no es un infortunio, es una injusticia. Es resultado de estructuras sociales y de categorías mentales y culturales, está ligada al modo como se ha construido la sociedad, en sus diversas manifestaciones».
Pensamiento que implica entender la realidad del pobre y responder con una actitud cristiana que deriva de un proceso auténtico de fe que no teme al encuentro con la realidad de quienes sufren distintos modos de marginalidad en América Latina o en cualquier parte del mundo, porque el sentimiento de rechazo y exclusión contra los pobres es igual en todas partes.
Los restos mortales de Gustavo Gutiérrez Merino serán velados en el convento de Santo Domingo en Lima.
Crédito de la nota: ADN Celam