En nombre de todos los obispos de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB), monseñor Aurelio Pesoa Ribera OFM, obispo del Vicariato Apostólico del Beni y presidente de la CEB, expresó la cercanía de la Iglesia con el pueblo: «En estos días estamos celebrando nuestra asamblea, buscando comunicar esperanza a nuestro querido pueblo de Bolivia en estos momentos difíciles que está pasando, fruto de la crisis económica, la falta de combustible y, agravada por los bloqueos y las luchas de poder que tenemos que sufrir».
Reflexionando el Evangelio de Marcos (12,38-44), sobre la viuda que da todo lo que tenía para vivir, el obispo afirmó que «los malos momentos hacen que salga lo peor del ser humano, pero también lo mejor del ser humano, como estamos viendo en estos días».
«Estamos viviendo una fuerte crisis económica, muchos hermanos bolivianos están sufriendo y, además, hay quienes se ponen a bloquear buscando solo intereses particulares y de poder», denunció la autoridad eclesial. Preguntó: «¿Es lícito moralmente el bloqueo que no tiene en cuenta el bien común como instrumento de reivindicación?» y, respondiendo de inmediato: «Me parece que no es lícito, porque las reivindicaciones de uno o de un grupo, por justas que pueden ser, no se puede lograr perjudicando a todos».
El obispo Pesoa manifestó la admiración por la solidaridad y entrega de algunos ciudadanos estos días que, al igual que la viuda, entregan todo lo que tienen: «La vida cristiana en el mundo tiene que ser eso, un darse del todo».
«No se trata de vivir una religiosidad ostentosa para crear una falsa admiración de los demás con amplias vestiduras, sino de darse del todo, vivir de cara a Dios, sabiendo que Él nos ve y mira la actitud del corazón», dijo el presidente de la CEB, recordando que Jesús vivió una entrega plena y total de cara al Padre: «Cristo se ha ofrecido una sola vez para quitar los pecados de todos».
La invitación del obispo fue vivir cada día en una relación profunda y comprometida con Dios y con el prójimo, dándose por completo en todas las circunstancias de la vida. Recordó que, como la viuda que dio todo lo que tenía, «estamos llamados a darnos al Señor de esa forma, sabiendo que Jesús nos mira y Él con su amor sabe admirarse de la entrega del amor auténtico».
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