Del 26 al 29 de mayo de 2025, líderes religiosos y académicos de todo el mundo se reunieron en Phnom Penh –capital camboyana– para reflexionar y dialogar. Organizado por la Iglesia católica de Camboya, junto con el Dicasterio para el Diálogo Interreligioso del Vaticano, el Coloquio cristiano-budista reúne a representantes de 16 países y delegados de la Federación de Conferencias Episcopales de Asia (FABC), en el marco de una tradición de colaboración iniciada con la declaración «Nostra Aetate» (1965), que reconoce el valor del budismo como camino hacia la «liberación perfecta».
«Diálogo y fraternidad son las palabras clave para avanzar en el camino de la paz; con el Papa León XIV queremos seguir dialogando y construyendo puentes. La octava edición del coloquio, que reúne a 50 delegados budistas y católicos internacionales de 20 países y a 100 delegados budistas y católicos de Camboya, representa un acontecimiento histórico para nuestra pequeña Iglesia católica en Camboya, y reforzará el trabajo de diálogo y paz que llevamos a cabo aquí y en nuestros respectivos países».
Con estas palabras, mons. Olivier Schmitthaeusler, Vicario Apostólico de Phnom Penh, ha dado la bienvenida el 27 de mayo a los numerosos invitados, estudiosos y líderes religiosos reunidos en la capital camboyana para el 8º Coloquio cristiano-budista, centrado en el tema «Juntos trabajamos para construir la paz a través de la reconciliación y la resiliencia».
Al inaugurar los trabajos, el obispo ha expresado la calurosa recepción de parte de la Iglesia católica de Camboya, «una pequeña comunidad de unos 20 mil fieles, con 80 sacerdotes –14 de ellos locales– y 200 religiosos y religiosas, entre los cuales 15 son camboyanas». Además, ha agradecido la presencia y el apoyo de las máximas autoridades religiosas del país, incluido el Ministro de Religiones y Cultos. «En la realidad camboyana convivimos en paz y armonía», ha afirmado Schmitthaeusler, «y es precisamente esta paz la que nos permite construir una sociedad orientada al futuro con confianza».
El Vicario Apostólico ha evocado el magisterio del papa Francisco, recordando que «con sus palabras y gestos ha abierto nuevas perspectivas de encuentro, promoviendo la cultura del diálogo como camino, la colaboración común como estilo de vida y la comprensión mutua como método y criterio», según se recoge en el Documento sobre la Fraternidad Humana para la Paz Mundial y la Convivencia Común (2019).
El obispo Schmitthaeusler también ha recordado con afecto al Venerable Patriarca de Phnom Penh, Samdach Tep Vong, fallecido el año pasado y amigo del san Juan Pablo II, y ha hecho referencia a las cuatro formas de diálogo interreligioso expuestas en la encíclica Redemptoris Missio (1990): el diálogo de la vida cotidiana, que se vive especialmente en Camboya entre budistas, cristianos y musulmanes; el diálogo de las obras, expresado en actividades conjuntas como visitas a hospitales, prisiones, campamentos juveniles y escuelas; el diálogo teológico, presente en el Coloquio gracias a los numerosos expertos participantes; y el diálogo de la experiencia religiosa, que conduce a los creyentes a una contemplación más profunda del misterio de Dios.
Recordando el inicio del pontificado del papa León XIV, mons. Schmitthaeusler ha señalado que «como hijo espiritual de San Agustín, nos ha exhortado a amarnos mutuamente con el amor que viene de Dios, viviendo en la verdad para promover la justicia en nuestras sociedades». Y ha concluido: «La justicia asegura el bien común y la dignidad de cada persona, y de ella brota la paz. Una paz que no es simplemente la ausencia de guerra, sino la convivencia fraterna y armónica. Que este coloquio sea un signo visible de esta armonía que, en este Año Jubilar para la Iglesia, nos conduzca a todos hacia la esperanza».
Desde su primera edición en Taiwán (1995), el coloquio se ha celebrado en países como India, Japón, Italia y Tailandia. La edición de este año aborda cuestiones urgentes como la violencia, la fragmentación social y las crisis ecológicas, subrayando cómo los valores comunes del budismo y el cristianismo –como la compasión, la justicia y el amor– pueden contribuir a construir comunidades resilientes y restaurar la dignidad humana.
En un país como Camboya, que todavía se recupera de las heridas de su historia reciente, el coloquio envía un mensaje claro: el diálogo interreligioso es fundamental para edificar un mundo más justo, pacífico y compasivo. Desde 1994, la Iglesia católica ha desempeñado un papel destacado en la promoción de la cooperación con la mayoría budista, a través de iniciativas educativas, humanitarias y de reconciliación. Este encuentro también reconoce los esfuerzos del Consejo Interreligioso de Camboya (CIC), que reúne a budistas, cristianos, musulmanes y otros credos en una misión compartida de armonía, colaboración y convivencia.
Crédito de la nota: Fides