«En cuanto al drama de Cabo Delgado, nuestra única fuerza sigue siendo la oración», afirmó el obispo de Pemba, monseñor Antonio Juliasse Ferreira Sandramo, en una entrevista con los medios de comunicación vaticanos al margen de la XIV Asamblea Plenaria Interregional de los Obispos del Sur de África.
No hay paz para la martirizada región mozambiqueña de Cabo Delgado, la más pobre del país. Los guerrilleros yihadistas vinculados al Estado Islámico siguen atacando las comunidades locales, los pueblos y las ciudades. La última masacre tuvo lugar el 22 de septiembre, cuando los rebeldes vinculados al Isis atacaron la localidad portuaria de Mocimboa da Praia, matando y decapitando a varios civiles. Mocimboa da Praia ya había sido atacada el 7 de septiembre, con un balance de cuatro muertos.
La oración como última esperanza
António Juliasse Ferreira Sandramo, obispo de Pemba, durante la Asamblea Plenaria de Obispos de África Meridional reunida en Manzini, Esuatini, lanzó un emotivo llamamiento a la oración y a la solidaridad con la martirizada población local: «Cabo Delgado sigue sangrando», dijo el prelado, subrayando que «ante una ola de violencia que provoca muerte y empuja a la gente a huir, la oración sigue siendo nuestra última esperanza».
La cercanía de la Santa Sede
En declaraciones a los medios de comunicación vaticanos al margen de la Asamblea Episcopal, monseñor Sandramo expresó su gratitud y aprecio por la presencia del cardenal Michael Czerny, que dio testimonio del interés de la Santa Sede por la crisis humanitaria que ha azotado a la población de Cabo Delgado. «La Santa Sede y el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral comparten nuestro sufrimiento. Lamentablemente, todo parece indicar que no hay soluciones inmediatas a la crisis y, en este momento, solo podemos recurrir a la fuerza de la oración».
Un drama ignorado por el mundo
Según monseñor Sandramo, la devastadora crisis actual parece ser ignorada tanto dentro como fuera de Mozambique. «Las ciudades y los pueblos siguen siendo atacados, lo que provoca un aumento del número de refugiados. Cabo Delgado parece ser un mundo aparte dentro del país. La población sobrevive huyendo continuamente de un lugar a otro, sin encontrar más que refugios precarios e inseguros».
Proteger a los civiles debe ser la prioridad
Monseñor Sandramo, que también es responsable de la Comisión de Justicia y Paz de la Conferencia Episcopal de Mozambique, subraya la importancia de las palabras del papa León XIV, «que nos recuerda que los sufrimientos de nuestro pueblo son los sufrimientos de la propia Iglesia». En el día en que el país celebra el Día de las Fuerzas Armadas de Mozambique (25 de septiembre), monseñor Sandramo espera que todas las necesidades de seguridad se centren en el bien común: «Las Fuerzas Armadas están llamadas a proteger al pueblo y, si la gente no se siente protegida, es normal que ponga en duda su autoridad. Esta es una oportunidad para preguntarnos qué modelo de Fuerzas Armadas queremos para nuestro país y qué valores queremos defender». Pero, sobre todo, el obispo de Pemba dirige sus pensamientos a la comunidad católica regional e internacional para que, con la oración, apoye a la población de Cabo Delgado en estos momentos tan difíciles.
Crédito de la nota: Vatican News.