La violencia continúa en el país africano: en las últimas horas, una comunidad pentecostal fue atacada, un sacerdote católico secuestrado y numerosas estudiantes raptadas. Varias personas resultaron muertas o heridas. El presidente Bola Tinubu pospuso un viaje previsto a Sudáfrica y Angola para monitorear la situación.
El 19 de noviembre pasado se produjo otra masacre en Nigeria. Un grupo armado atacó una iglesia pentecostal en la ciudad de Eruku, provincia de Ekiti. El saldo fue dramático: dos muertos y varios heridos. Según los primeros informes, el pastor fue secuestrado junto con unos treinta feligreses durante un servicio religioso y, presuntamente, se escondía en la maleza tras haber sido golpeado.
Secuestros
Además, durante la noche del domingo al lunes pasado, al menos veinte niñas fueron secuestradas de la Escuela Integral Femenina del Gobierno en el estado noroccidental de Kebbi. La subdirectora de la escuela, que intentó defenderlas en vano, fue brutalmente asesinada. Hasta el momento, según las autoridades, nadie se ha atribuido la responsabilidad ni ha exigido un rescate.

Dolor sin fin
La violencia en el país africano parece no tener fin. Pocas horas después del secuestro de las estudiantes en Kebbi, otro grupo armado atacó la comunidad cristiana de Kushe Gugdu, en la Arquidiócesis de Kaduna, secuestrando al párroco. Los fieles han pedido su liberación y rezan por su vida. Para monitorear de cerca los enfrentamientos y la violencia en el país, especialmente en los estados de Kebbi y Kwara, el presidente Bola Tinubu pospuso un viaje previamente programado a Sudáfrica y Angola, mientras que el gobierno prometió más iniciativas para garantizar mayor seguridad a la población.
La preocupación del Papa
León XIV también expresó recientemente su tristeza y preocupación por la situación. El Papa, en declaraciones a la prensa al término de su estancia en Castel Gandolfo el 18 de noviembre, afirmó que «en Nigeria y otras zonas, sin duda existe un peligro para los cristianos, pero todos, cristianos y musulmanes, han sido masacrados. El terrorismo es un problema que guarda relación con la economía de guerra por el control de las tierras que poseen. Lamentablemente, muchos cristianos han muerto, y creo que es fundamental que el gobierno y todos los pueblos busquen maneras de promover una auténtica libertad religiosa», dijo.
Crédito de la nota: Vatican News.
