La grave crisis humanitaria continúa en el norte del país de África oriental, devastado desde 2017 por la violencia de grupos que buscan tener el control de los recursos económicos. «La solución está en el desarrollo, pero esto será imposible mientras la guerra continúe», declaró el arzobispo de Nampula Ignacio Saure, presidente de la Conferencia episcopal mozambiqueña.
La situación de los desplazados en el norte de Mozambique «es muy difícil, ya que se trata de personas que lo perdieron todo al abandonar sus aldeas: huyeron en busca de lugares más seguros, sin llevarse nada consigo», dijo, describiendo la dramática situación humanitaria, el arzobispo de Nampula Ignacio Saure, presidente de la Conferencia Episcopal de Mozambique.
Del 5 al 10 de diciembre, el prelado acompañó al cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, en su visita cerca de Pemba a las comunidades de desplazados por el conflicto de la insurgencia yihadista que siembra miedo y destrucción en el norte del país africano desde 2017. «En las aldeas que visitamos encontramos a muchas personas que afirmaban no tener absolutamente nada: nada para comer, ni agua, ni atención médica; les falta todo», contó.
Una señal de esperanza
Desde la provincia norteña de Cabo Delgado, fronteriza con Tanzania, el conflicto se ha desplazado gradualmente hacia el sur, afectando gravemente a la provincia de Nampula en las últimas semanas. Según la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), más de 100 mil personas han huido de sus hogares en las últimas semanas, lo que eleva el número de desplazados a más de 330 mil solo en los últimos cuatro meses.
La visita de Parolin, subrayó el arzobispo, fue recibida con gran esperanza. «Demostró que el Santo Padre sigue la situación en Cabo Delgado, y cuando la gente supo que llegaría el cardenal secretario de Estado, sintió casi como si el propio Papa estuviera allí, deseando experimentar en primera persona el sufrimiento de la población», declaró.
Se necesita ayuda concreta
El prelado explicó que «las autoridades mozambiqueñas están intentando ayudar a los desplazados en el norte de Mozambique, pero las necesidades superan con creces sus capacidades. No diría que las autoridades no están haciendo nada; están haciendo algo, pero es realmente insuficiente para resolver estos problemas tan graves».
La Iglesia, en particular las diócesis del norte, la diócesis de Pemba y la arquidiócesis de Nampula, se están movilizando para ayudar a los desplazados por la guerra, sobre todo a través de Cáritas. «Lamentablemente -precisa el arzobispo Saure-, nuestras Cáritas diocesanas cuentan con recursos limitados. Estas organizaciones dependen de ayudas externas. Es necesario presentar solicitudes para proyectos, y su financiación a veces puede llevar tiempo. No obstante, la Iglesia se mantiene muy cercana a estas personas desplazadas. Hay familias cristianas que han acogido a varias personas en sus hogares; por ejemplo, una familia de cinco miembros en una casa pequeña ha acogido a diez o más refugiados».
El desarrollo es imposible sin paz
Por último, el presidente de la Conferencia episcopal mozambiqueña respondió a una pregunta sobre posibles soluciones a esta prolongada crisis. «La respuesta no puede ser únicamente militar. Es absolutamente necesario explorar otras posibles soluciones a través del diálogo», enfatizó. «Desde que comenzó la guerra en 2017, la hemos descrito constantemente como un enemigo sin rostro, y esto ya desde hace ocho años», observó el prelado, quien afirmó que «es absolutamente necesario investigar las causas profundas de esta guerra y comenzar a afrontar los problemas de raíz».
Según el arzobispo Saure, «lo más importante ahora es apoyar a las autoridades mozambiqueñas, y al propio Mozambique, para encontrar una solución duradera a esta guerra. Además, están los vastos recursos del norte del país, en particular el gas, el petróleo y el oro. Toda esta riqueza se ha convertido en una especie de maldición para la región y para Mozambique. La solución, por lo tanto, está en el desarrollo, pero esto será imposible mientras la guerra continúe».
Desde Mozambique, la celebración de la Fiesta de San Daniel Comboni.
Crédito de la nota: Vatican News.
