El día en que el padre Gumersindo Cortés González, párroco de la parroquia Cristo Rey, en Dolores Hidalgo (México), desapareció el 27 de marzo, nadie imaginó que su cuerpo sin vida sería encontrado un día después, golpeado y balaceado. Mucho menos el del hermano lasalliano, Luigi Manganiello, golpeado violentamente hasta la muerte al descubrir a unos ladrones en una escuela de Barquisimento, Venezuela.
A machetazos murió en Perú, Nadia de Munari, misionera laica italiana de la Operación Mato Grosso (OMG), víctima de un robo, tal como el padre André Sylvestre, en Cabo Haitiano tiroteado por unos jóvenes cuando salía de un banco con un bolso. En México, Fray Juan Antonio Orozco Alvarado, franciscano menor cayó en medio de un enfrentamiento entre bandas armadas, en Zacatecas; el padre José Guadalupe Popoca fue encontrado en su parroquia en el municipio de Zacatepec en Morelos con un disparo en la cabeza, igual que el catequista indígena Simón Pedro Pérez López, en la diócesis de San Cristóbal de las Casas.
En América fueron asesinados 4 sacerdotes, 1 religioso y 2 laicos. Siete en total, que se suman a los 22 misioneros asesinados en 2021, en todo el mundo. Así lo revela los datos recogidos por la Agencia Fides, que, como cada año, cuenta las muertes no solo de los misioneros “ad gentes” sino de todos los casos en los que bautizados comprometidos con la vida de la Iglesia han muerto de manera violenta, aunque no sea expresamente “por odio a la fe”.
África y América encabezan la trágica lista
En cuanto a la distribución continental, el “Informe especial Fides, Misioneros asesinados en el año 2021” refiere que en África se han dado la mayor numero de casos con 11 misioneros asesinados (7 sacerdotes, 2 religiosas y 2 laicos), seguido de América con siete, luego Asia, donde han perdido la vida 3 misioneros (1 sacerdote y 2 laicos), y Europa, donde ha sido asesinado 1 sacerdote.
El reporte FIDES señala además que en los últimos años África y América se alternan en los primeros puestos de esta trágica lista. Del 2000 al 2020, según sus datos, han sido asesinados en el mundo 536 misioneros.
Como describe el informe, eran párrocos asesinados en sus comunidades, torturados, secuestrados por criminales en busca de un tesoro inexistente o atraídos por el espejismo de rescates fáciles, o para acallar sus voces incómodas que les instaban a no someterse pasivamente al régimen criminal.
Sacerdotes implicados en trabajos sociales, religiosas perseguidas y asesinadas a sangre fría por bandidos y muchos más laicos, cuyo número va en aumento: catequistas muertos en enfrentamientos armados con las comunidades a las que animaban, jóvenes asesinados por francotiradores mientras trabajaban para llevar ayuda a los desplazados o simplemente para robarles un teléfono móvil.
Testigos “sencillos” del amor al prójimo
“Ellos ‘no podían dejar de dar testimonio’ con la fuerza de sus vidas entregadas por amor, luchando cada día pacíficamente contra la arrogancia, la violencia y la guerra”, subraya el Fides al destacar que la información sobre estas víctimas, sus biografías, obras y circunstancias de sus muertes no son muchas, porque estos sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos no gozaban de famas o glorias “llamativas” sino de un firme testimonio de fe en Dios.
“No resaltaban por ninguna obra o compromiso llamativo, sino que ‘sencillamente’ daban testimonio de su fe en contextos de violencia, desigualdad social, explotación, degradación moral y medioambiental, donde el abuso del más fuerte sobre el más débil es la norma de comportamiento, sin ningún respeto por la vida humana, ningún derecho y ninguna autoridad”, se lee en la presentación del documento.
Ciertamente, estos misioneros “no eran ingenuos ni estaban desprevenidos”, asegura Fides, al recordar las palabras del papa Francisco, este año, en su visita a Budapest, que, al hablar de los mártires de los tiempos difíciles en esa nación, decía que “cuando todo aconsejaba callar, resguardarse, no profesar la fe, no podían, no podían dejar de dar testimonio”.
Los que faltan
La Agencia Fides recuerda que los misioneros asesinados en esta lista “son como la punta del iceberg”, pues las listas elaboradas anualmente en el informe son provisionales, en cuanto se limitan a recoger los nombres de las personas de las que se tiene información cierta, aunque escasa. Sin embargo, no están los muchos otros de los que “quizás nunca tendremos noticias o cuyo nombre ni siquiera conoceremos, que en todos los rincones del planeta sufren y pagan con la vida su fe en Jesucristo”.
Crédito de la nota: Vatican News.