El pensamiento del papa Francisco se dirige a los «queridos enfermos», a sus familias y a todos los que trabajan junto a ellos en el ámbito sanitario y espiritual, dos días antes de la celebración de la Jornada Mundial del Enfermo, el 11 de febrero. La ocasión de la audiencia general en el Aula Pablo VI amplía la oración del pontífice y su deseo:
«Pasado mañana, 11 de febrero, se celebra la Jornada Mundial del Enfermo. Deseo recordar a nuestros seres queridos enfermos para que a todos se les aseguren los cuidados sanitarios y el acompañamiento espiritual. Rezamos por estos hermanos y hermanas nuestros, por los trabajadores sanitarios y pastorales, y por todos aquellos que les cuidan».
Hoy, como en el mensaje del papa Francisco para la XXX Jornada Mundial del Enfermo, la atención sobre el tema va en la triple dirección de la escucha, del cuidado y la misericordia, pasos de un camino cotidiano y a menudo cuesta arriba para los trabajadores de la salud y las personas marcadas por el sufrimiento. En esta línea, el viernes 11 de febrero se celebrará el «Sínodo en la sala» en el Hospital Santa María della Pietà de Casoria (Nápoles), para reflexionar, rezar y escuchar. Y sobre todo para acoger la fragilidad, el dolor y la curación sabiendo que la muerte nunca tiene la última palabra.
La presencia real de Jesús en los enfermos
La apertura del «Sínodo en la sala», el 11 de febrero, estará marcada por momentos de oración y la celebración de la Eucaristía presidida por el arzobispo de Nápoles, monseñor Domenico Battaglia. Carlo Mangione, director de la Oficina de Comunicación Social de los Camilos y director del Hospital Santa Maria della Pietà de Casoria, subraya que la Jornada Mundial del Enfermo nos ayuda a comprender que las personas que sufren «representan la presencia viva de Jesús. Junto con la Eucaristía -escribe el religioso en el blog “San Camillo ci parla ancora”- los pobres y los enfermos, son también la presencia real de Jesús: son para todos nosotros el camino de nuestra santificación, una oportunidad para nuestro crecimiento espiritual. Nuestra familiaridad con ellos nos hace ejercer la Misericordia, aprendiendo a ser tan misericordiosos como el Padre».
El 11 de febrero se celebra la Jornada Mundial del Enfermo, establecida hace 30 años por San Juan Pablo II. Es un aniversario importante que nos invita a tomar conciencia de un bien precioso: nuestros hermanos enfermos.
La Jornada Mundial del Enfermo es un poco como poner en el punto de mira el bien más preciado de la Iglesia: los enfermos y los que sufren. La Iglesia nos recuerda que debemos amar a estos hermanos y hermanas nuestros como si fueran de la familia. San Camilo llamaba a los enfermos “nuestros señores y dueños”.
El mensaje del papa Francisco para este día, «Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso», es una exhortación a ser testigos creíbles del Evangelio en el mundo de hoy, incluso en este tiempo marcado por la pandemia.
El mensaje del Papa nos invita a ser signo e instrumento de misericordia. Cuando el Pontífice habla de las estructuras católicas, las llama posadas del Buen Samaritano. Estos lugares hacen creíble el Evangelio y desatan la imaginación de la caridad. Lo vivimos durante la pandemia a través de videollamadas, momentos de compartir a distancia con ocasión de cumpleaños. Era una conexión muy importante para que los enfermos pudieran mantenerse en contacto con sus familias.
La pandemia es una gran prueba. Nos hemos sentido como una gran familia, estábamos todos en conexión con el personal sanitario y el mundo del voluntariado. San Camilo quería tener 100 brazos para aliviar el sufrimiento de tantos hermanos enfermos. Los trabajadores sanitarios fueron y son en todo momento en las salas los 100 brazos de San Camilo que, después de más de cuatro siglos, siguen viviendo su mensaje y su enseñanza.
Crédito de la nota: Vatican News.