La República Democrática del Congo y Roma unidas por el poder de la oración. Ocurrirá el próximo 3 de julio cuando, en todas las diócesis del país africano, se celebre un acto de oración al mismo tiempo que la celebración eucarística presidida por el papa Francisco en la Basílica de San Pedro, en la que participará la comunidad congoleña de Roma.
En sintonía con el Papa
«Ese día, estaremos aún más en plena sintonía con el Santo Padre y rezaremos por su recuperación», afirmó monseñor Félicien Mwanama Galumbulula, obispo de la diócesis de Luiza. El prelado no oculta el pesar de la población y de los fieles por el aplazamiento del viaje apostólico, causado por problemas de salud, que el Papa habría querido realizar a la República Democrática del Congo y a Sudán del Sur en los primeros días de julio.
«Había mucha expectación –dijo– y la gente quería verlo. Pero la decisión de celebrar una misa en San Pedro nos ha animado y demuestra que el Papa lleva nuestros problemas y deseos en su corazón y en su oración».
Siempre hay esperanza
La Iglesia congoleña no ha perdido la esperanza de que el papa Francisco visite pronto el país africano puesto de rodillas por los enfrentamientos armados y la extrema pobreza. «El viaje sólo se ha suspendido –reiteró monseñor Félicien Mwanama Galumbulula– y siempre estamos esperando que nos sorprenda viniendo a visitarnos».
Confiamos en que su presencia aquí pueda dirigir la atención del mundo hacia las necesidades acuciantes de nuestra nación: por ejemplo, el fin de la violencia provocada por la explotación de materias primas, como el oro y el coltán, de las que la República Democrática del Congo es muy rica.
Una nueva diócesis
Pero la nación no sólo abunda en yacimientos de metales preciosos, también crecen año tras año los bautismos y las vocaciones a la vida sacerdotal. Para hacer frente a este aumento constante, el Papa erigió una nueva diócesis el pasado 25 de marzo, la de Tshilomba, dedicada a Santiago Apóstol.
«Es una gran novedad, porque no ocurría desde hace 51 años», dijo el prelado, explicando que «la nueva realidad eclesiástica nació al desmembrar su gran diócesis de Luiza, que antes de la separación contaba con más de 33 mil kilómetros cuadrados y casi dos millones de bautizados». Ahora hay 48 diócesis en total, un signo de vitalidad espiritual sin precedentes.
Crédito de la nota: Vatican News.