El papa Francisco, que continúa su peregrinación penitencial en Canadá, quiso tener un encuentro con los ancianos y enfermos acogidos en el centro de la Fraternidad San Alfonso. El encuentro se produjo luego de la santa misa en la Basílica Santa Ana de Beaupré. Una linda sorpresa del Sucesor de Pedro, que demuestra su cercanía con todos, en especial los descartados de la sociedad.
En una comunicación a los periodistas, la Oficina de Prensa de la Santa Sede informó que, a su regreso del Santuario de Santa Ana de Beaupré, donde celebró la santa misa, el Santo Padre se detuvo para encontrarse con los invitados del centro de acogida y espiritualidad Fraternité St Alphonse.
El Papa bendijo y saludó con afecto a las personas que fueron a su encuentro. Fue acogido en el jardín por los huéspedes permanentes y los que frecuentan habitualmente el centro, un total de unas 50 personas, entre las que se encuentran ancianos, personas que sufren diversas adicciones y enfermos de VIH/SIDA, y por el director responsable, el padre André Morency, el Papa conversó informalmente con ellos, escuchando sus historias y recogiendo sus oraciones.
Al final, al saludarles, les regaló un icono de la Virgen “Santísima Señora de Jerusalén”. De fabricación religiosa moderna, este icono de la Theotokos (Madre de Dios) es muy popular entre los peregrinos de Tierra Santa porque el original está colocado en un venerado altar dentro de la iglesia de la Asunción de María en la ciudad santa. Su fiesta se celebra litúrgicamente el 15 de agosto.
El centro de la Fraternidad de San Alfonso es una institución que se dedica a la acogida de personas vulknerables y excluidas, pero también es un lugar que ofrece sesiones de terapia, charlas y coloquios, acompañamiento espiritual o ayuda a alcohólicos o drogadictos para ayudarlos en su reinserción social. Tiene su sede en Quebec, en el Boulevar Santa Ana.
Fuente: Vatican News