Se ha producido un nuevo secuestro de un sacerdote en Nigeria, el tercero en cinco días. El P. Mark Ojotu, capellán del hospital St. Mary de Okpoga, fue secuestrado ayer por la tarde, 22 de diciembre, en la carretera Okpoga-Ojapo, en el estado de Benue, según informa un comunicado recibido en la Agencia Fides de la diócesis de Otukpo, en el este de Nigeria.
Mons. Michael Ekwoy Apochi. El obispo de Otukpo ha pedido a los fieles que «recen por la pronta liberación del sacerdote y de todos los que están en manos de los secuestradores».
Recordamos que el 20 de diciembre fue secuestrado el padre Sylvester Okechukwu, de la diócesis de Kafanchan, en el estado de Kaduna, en el centro norte del país, mientras que el 17 de diciembre fue secuestrado el padre Christopher Ogide, párroco asociado de la parroquia María Assumpta de Umuopara, diócesis de Umuahia, en el estado de Abia, en el sur de Nigeria.
Aumento de los secuestros
El dolor y la preocupación por la suerte de los religiosos sólo se han visto aliviados en parte por la liberación simultánea de un tercer sacerdote, el padre Abraham Kunat, secuestrado el 8 de noviembre en San Mulumba, Kurmin Sara, en el estado de Kaduna, al norte de Nigeria.
En Nigeria se está produciendo una verdadera escalada del fenómeno de los secuestros, que afecta a todas las zonas del país y también a la población civil. Precisamente en el estado de Abia, donde el padre Ogide fue secuestrado en los últimos días, la unidad policial antisecuestros desmanteló dos bandas de secuestradores transfronterizos, matando a cuatro de sus miembros y liberando a dos mujeres cautivas a la espera de rescate. En los últimos meses se han sucedido los secuestros y liberaciones de religiosos y religiosas, que aterrorizan al clero que, a pesar de todo, sigue sirviendo al pueblo de Dios con cercanía, caridad y dando testimonio de fe y esperanza.
Un sacerdote asesinado en julio
Entre los casos de secuestro más recientes se encuentra el del padre Joseph Igweagu, párroco de San José en Abata Nsugbe, en la parte oriental del estado de Anambra, en el sureste del país, que fue secuestrado cuando regresaba a casa tras celebrar un funeral en Umunachi, en la noche del miércoles 12 de octubre.
En agosto, también en el sur, cuatro monjas fueron secuestradas por hombres armados cuando se dirigían a misa, para ser liberadas pocos días después. El mes anterior, uno de estos secuestros terminó en un derramamiento de sangre. Dos sacerdotes diocesanos fueron secuestrados el 15 de julio en la rectoría de la parroquia de Cristo Rey en Yadin Garu, estado de Kaduna.
El padre John Mark Cheitnum fue asesinado el mismo día del secuestro, mientras que el padre Donatus Cleopas logró escapar. El 3 de julio, un misionero italiano, el padre Luigi Brenna, de 64 años, fue víctima de un intento de secuestro, durante el cual fue golpeado y agredido con un machete. A mediados de este año, Ayuda a la Iglesia Necesitada estimaba ya en 18 los secuestros de religiosos católicos, pero fuentes locales hablan de al menos 50 sacerdotes a los que hay que sumar todos los casos ocurridos en los últimos meses.
Una plaga que aflige a África
El ejercicio del ministerio sacerdotal entraña grandes riesgos en muchos otros países africanos asolados por la violencia y la inestabilidad. Los que figuran a continuación son sólo algunos de los sacerdotes extranjeros secuestrados en la región en los últimos años: El rumano Iulian Ghergut, secuestrado en Burkina Faso el 4 de abril de 2015; el australiano Arthur Kennet Elliott, secuestrado en Burkina Faso el 15 de enero de 2016; el estadounidense Jeffrey Woodke, secuestrado en Níger el 14 de octubre de 2016; el sudafricano Christopher Bothma, secuestrado en Burkina Faso el 23 de septiembre de 2018; el sacerdote burkinabè Fidei Donum Joel Yougbarè, secuestrado en Burkina Faso el 17 de marzo de 2019; el misionero alemán de los Padres Blancos Hans-Joachim Lohre, secuestrado en Malí el 20 de noviembre de 2022.
Terrorismo islámico
A esta plaga en Nigeria se añade la del terrorismo islámico, que no pocas veces golpea a comunidades y pueblos cristianos. La Iglesia local pide justicia por la masacre del domingo de Pentecostés de junio en la iglesia de San Francisco Javier de Owo, estado de Ondo, que costó la vida a 50 personas. Dos meses después, el ejército nigeriano anunció cuatro detenciones, y luego dos más. «Nigeria sigue esperando», afirma monseñor Felix Femi Ajakaye, obispo de Ekiti. Fides escribe que los detenidos son presuntos miembros de la autoproclamada Provincia de África Occidental del Estado Islámico (ISWAP).
Crédito de la nota: Agencia Fides y Vatican News.