La noticia de la muerte del papa emérito Benedicto XVI está llegando de día en día a los rincones más remotos y críticos del planeta. La Agencia Fides comparte el testimonio procedente de los suburbios de Sudán del Sur.
«Estoy en una zona muy aislada, Mayom, en el noroeste de Sudán del Sur. Estas localidades están tan aisladas que las noticias llegan poco a poco», escribe la hermana Elena Balatti, misionera comboniana. «Alguien recibió la noticia de la muerte de Benedicto XVI a través de internet y, sobre todo, se difundió dicha noticia durante la liturgia de acción de gracias de fin de año. Inmediatamente se elevó una plegaria para que el Señor acogiera a su fiel siervo en la vida eterna. Una persona que conocí en el lugar me dijo que apreciaba la fidelidad del papa Benedicto hasta el final», escribe la comboniana.
En Sudán del Sur, donde la mayoría de la población es cristiana, continúan los conflictos. La situación en el estado de Jonglei, donde ni siquiera la Navidad ha traído una tregua entre las milicias armadas nuer y murle es especialmente grave.
Diversos organismos de mantenimiento de la paz, como la Misión de las Naciones Unidas en Sudán del Sur (UNMIS), la Misión de la Unión Africana en Sudán del Sur (AUMISS), la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (IGAD), la Troika, la Unión Europea y la Comisión Mixta de Supervisión y Evaluación Reconstituida (R-JMEC) han instado a las partes implicadas a cesar inmediatamente las hostilidades, actuar con moderación y respetar los derechos humanos.
También se ha instado a los dirigentes sursudaneses a tomar medidas urgentes para poner fin a los combates y garantizar la seguridad de la población civil, así como el acceso de la ayuda humanitaria a los afectados por los enfrentamientos.
Crédito de la nota: Agencia Fides.