En una carta a los sacerdotes con motivo del Jueves Santo de 1995, san Juan Pablo II estableció que la Jornada de Santificación de los Sacerdotes se celebrara en cada diócesis en la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, o en otra fecha más acorde con las necesidades y costumbres pastorales del lugar. Un día para rezar por los sacerdotes, para que vivan «cada vez más en conformidad con el corazón del Buen Pastor».
Recordando la Exhortación Apostólica Pastores Dabo Vobis, el papa Wojtyla recordó cómo «la nueva evangelización» tiene necesidad de nuevos evangelizadores y éstos son los sacerdotes, que se comprometen a vivir su ministerio como un camino específico hacia la santidad, y habló del «deber de esforzarse por la santidad, de ser “ministros de la santidad” para los hombres y mujeres confiados a nuestro servicio pastoral».
Pastores con olor a oveja
Eso de ser «pastores con olor a oveja», «pastores en medio del rebaño» fue, pues, la expresión del papa Francisco, que resume eficazmente su exhortación a los sacerdotes. Lo expresó desde su primera Misa Crismal como Pontífice, en 2013. Indica concretamente la cercanía a las personas que están llamadas a expresar, incluso en las periferias existenciales de nuestro tiempo.
En la Carta que el 4 de agosto de 2019 el papa Francisco había enviado a los sacerdotes con motivo del 160 aniversario del Santo Cura de Ars, patrón de los párrocos del mundo, destacó, como ha hecho en otras ocasiones, la importancia de volver a la primera llamada, a la memoria de la vocación, de ese paso del Señor por la vida. Ahí también destacó, como exhortación específica, precisamente la de la cercanía a las personas:
«Nada es tan urgente como estas cosas: la proximidad, la cercanía, estar cerca de la carne del hermano que sufre. ¡Qué bueno es el ejemplo de un sacerdote que se acerca y no se aleja de las heridas de sus hermanos! Un reflejo del corazón del pastor que ha aprendido el sabor espiritual de sentirse uno con su pueblo; que no olvida que salió de él y que sólo sirviéndole encontrará y podrá explicar su identidad más pura y plena, lo que le permite desarrollar un estilo de vida austero y sencillo, sin aceptar privilegios que no tengan el sabor del Evangelio; porque «eterna es su misericordia».
El sacerdocio ministerial: una consecuencia del sacerdocio bautismal
Recientemente el Papa se ha dirigido a los sacerdotes. Al celebrar este año la misa de ordenación sacerdotal de nueve diáconos en la 58ª Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, les exhortó a ser pastores que «van con el pueblo de Dios: a veces delante, en medio, detrás del rebaño, pero siempre ahí, con el pueblo de Dios». Con cuatro modos fundamentales de cercanía: con Dios, con el obispo, entre los hermanos y con el pueblo. Y de nuevo, dispensadores del perdón, «sacerdotes del pueblo, no clérigos del Estado», «no empresarios», porque el sacerdocio no es una carrera, sino un servicio.
Hace tan solo unos días, en una audiencia con la comunidad sacerdotal de San Luis de los Franceses, el Papa volvió a tratar el tema del sacerdocio, exhortando a sustituir los «sueños de grandeza» de los «sacerdotes superman» por los sueños de una Iglesia enteramente al servicio, abandonando toda ambición de «autoafirmación», para poner a Dios y al pueblo en el centro de las preocupaciones cotidianas, sin distraerse con críticas y charlas que corren el riesgo de transformar a los sacerdotes en solterones. Arraigado en Cristo, también les invitó a tener sentido del humor que es una de las características de la santidad, como señalé –dijo– en la Exhortación Apostólica sobre la santidad, Gaudete et exsultate.
Me preocupa cuando la gente hace reflexiones, pensamientos sobre el sacerdocio, como si fuera una cosa de laboratorio: este sacerdote, aquel otro sacerdote… No se puede reflexionar sobre el sacerdote fuera del pueblo santo de Dios. El sacerdocio ministerial es una consecuencia del sacerdocio bautismal del santo pueblo fiel de Dios. Esto no debe olvidarse. Si piensas en un sacerdocio aislado del pueblo de Dios, eso no es un sacerdocio católico, no; ni tampoco un sacerdocio cristiano.
También ayer, en el encuentro con la comunidad del Seminario Regional «Pío XI», el Pontífice señaló a san José como modelo inspirador de la formación sacerdotal. Asimismo puso en guardia contra la rigidez, que es una de las manifestaciones del clericalismo, una perversión del sacerdocio. A continuación, volvió al corazón de su exhortación a estar con el rebaño, porque «el verdadero pastor no se separa del pueblo de Dios».
Fuente de la nota: Vatican News