Entrevista al superior general de los Misioneros Combonianos

Entrevista al superior general de los Misioneros Combonianos

El padre etíope Tesfaye Tadesse es superior general de los Misioneros Combonianos. En una entrevista con las revistas combonianas MUNDO NEGRO (España) y Afriquespoir (República Democrática del Congo), habla de su primer mandato, de las decisiones del Capítulo General, de las migraciones y de la falta de vocaciones.

–Está en la dirección general de los Misioneros Combonianos desde 2015, ¿qué ha cambiado dentro de la congregación durante este tiempo?

–La congregación ha emprendido un camino que no depende de una persona o un grupo de personas, sino de todos los Misioneros Combonianos con la ayuda de Dios. Estamos comprometidos en proclamar el Evangelio, dar testimonio de Cristo y servir a nuestros hermanos, según las tareas a las que hemos sido llamados. Queremos ser responsables con las nuevas vocaciones, especialmente aquellas que llegan en gran número desde algunas provincias combonianas de África. Hemos continuado nuestra reflexión sobre la llamada común a la fraternidad en nuestras comunidades interculturales y hemos crecido con la Iglesia y el mundo en la sensibilidad del cuidado de la creación y a la buena relación con la naturaleza, siguiendo las indicaciones del papa Francisco en «Laudato si».

Crecemos en diálogo con el mundo porque creemos que todos somos hermanos y hermanas. Juntos pensamos en cómo utilizaríamos los bienes comunes que tenemos para la misión y cómo podríamos ser solidarios tanto dentro como fuera del Instituto. Además, hemos tratado de reflexionar y superar nuestras debilidades y limitaciones con espíritu de responsabilidad y en actitud de constante conversión. Sin embargo, me gustaría dejar que otros evalúen y juzguen el trabajo del Consejo General.

–¿Qué te dice esta reflexión?

–Al reflexionar sobre el fundador y la regla de vida, hemos crecido en nuestra identidad. Nos complace que el Papa haya aprobado la posibilidad de que hermanos no clérigos ejerzan como superiores, lo que también se puede aplicar en el Instituto. Es un viaje que realizamos como Familia Comboniana junto a las Misioneras Combonianas, las Seculares Combonianas y los Laicos Combonianos.

–¿Qué objetivos quieren alcanzar?

–Entre los muchos objetivos que nos hemos fijado, hemos destacado cinco: la necesidad de tener una espiritualidad fuerte, vivir una identidad clara con alegría, comprometernos seriamente con la formación de nuestros jóvenes, ser generosos en nuestros compromisos de renovación y hacer buen uso de los recursos a nuestra disposición al servicio de la misión. Estos desafíos conciernen a cada misionero individual y a toda la congregación. Otro desafío es la vida comunitaria que se desarrolla en las comunidades interculturales. Haremos un buen camino si caminamos juntos y estamos felices de pertenecer a una comunidad que nos apoya y a la que contribuimos.

–¿Qué desafíos plantea la enseñanza del papa Francisco a los misioneros combonianos?

–Los desafíos que plantea el papa Francisco afectan a toda la Iglesia. En cuanto a nosotros, me quedaría con esta frase, entre las muchas hermosas que el Papa nos dirigió en la audiencia con los capitulares del Capítulo General en junio de 2022: «Si somos como sarmientos bien unidos a la vid, el espíritu de Cristo estará sobre nosotros y, si todo lo que hacemos da fruto, no es obra nuestra, sino que es el amor de Cristo que obra a través de nosotros».

–Actualmente, la congregación está presente en un entorno conflictivo o inestable en África: República Democrática del Congo, Sudán del Sur, Sudáfrica, República Centroafricana…, ¿qué papel juega en estos escenarios?

–Nosotros, como lo hemos hecho desde los tiempos de nuestro fundador, san Daniel Comboni, y como lo han hecho las Misioneras Combonianas, las Seculares Combonianas y los Laicos Combonianos, caminamos con la gente que sufre, estamos con ellos y compartimos nuestra fe en que Dios está con nosotros, incluso en medio del sufrimiento de las personas en el mundo. Llevamos la Buena Nueva que da esperanza y fuerza para construir el Reino de Dios.

–¿Qué opinas sobre la llegada y el trato a los inmigrantes en las fronteras de la Unión Europea?

–Los Misioneros Combonianos, siguiendo el ejemplo del propio Comboni  que estableció internados para africanos en El Cairo y trajo a africanos liberados de la esclavitud a Europa, tenemos una larga tradición de servicio a los inmigrantes, un servicio que continuamos en el contexto actual de Europa. Nos alegra que nuestros misioneros se comprometan a acoger y apoyar a otros seres humanos que se ven obligados a emigrar por diversas razones. El cuidado pastoral de estos hermanos es un gran desafío para las iglesias locales y para nuestra congregación. La situación migratoria es muy compleja y los gobiernos europeos están respondiendo desde una perspectiva política. La Iglesia y los combonianos intentan hacerlo según criterios evangélicos, teniendo en cuenta la dignidad humana y la preocupación por las personas. Agradecemos al papa Francisco por su ejemplo de vida y enseñanza sobre el cuidado de los marginados y los inmigrantes.

–¿Cómo está respondiendo la congregación a la crisis vocacional en Europa? ¿Qué están haciendo para mantener una presencia misionera significativa en el Viejo Continente?

–Como toda la Iglesia, los combonianos somos realistas y reconocemos que las vocaciones están disminuyendo en el continente europeo. Pero también estamos convencidos de que el Señor sigue llamando a personas en este continente a proclamar la Buena Nueva: pueden ser vocaciones de adultos, de personas llamadas a la vida contemplativa, o a través de diversos movimientos eclesiales y laicales. En los últimos años hemos acelerado la internacionalización de nuestras provincias en Europa, donde no sólo trabajan los europeos. Esta es la realidad de la Iglesia.

Europa ofrece muchas de sus riquezas como realidad eclesial, pero también sus desafíos, y sigue siendo parte de la misión de Dios. Debemos considerar constantemente cómo podemos continuar nuestra presencia aquí y enfatizar nuestro compromiso con la evangelización y el servicio en la realidad de las iglesias en Europa. Como en otros continentes, la Iglesia es dinámica y está en constante cambio, por lo que el desafío es reconocer los signos de los tiempos en cada lugar y en cada contexto.

–La mayoría de las vocaciones combonianas provienen de África. Dos africanos están representados en el nuevo Consejo General. ¿Ha llegado el momento de África? ¿Se ha hecho realidad el sueño de San Daniel Comboni?

–¿Me preguntas si es la época de los africanos? Soy de los que creen que todos somos necesarios y prefiero hablar de la hora de Dios en la que todos participamos. San Daniel Comboni, su compromiso misionero en África y todos los misioneros combonianos pertenecen a Dios. Nuestra participación en la misión de Dios se basa en el plan y el tiempo de Dios. Siempre es el tiempo de Dios, no el de un grupo particular, aunque a veces los misioneros combonianos de un continente determinado hayan dado una contribución específica en una etapa particular. Sin embargo, cuando se trata de nombramientos para el Instituto, la importancia del continente africano es innegable.

De hecho, en los últimos años nuestra congregación ha recibido el regalo de nuevos misioneros combonianos procedentes del continente africano. Nosotros, los africanos, que ya hemos recibido mucho de los misioneros de otros continentes, especialmente de Europa y América, respondemos a la llamada de la misión y de los Misioneros Combonianos con espíritu de gratitud. El gran número de nuestros candidatos y jóvenes misioneros africanos en formación requiere mucho personal y recursos, y toda la congregación contribuye a ello con un gran sentido de responsabilidad. La experiencia nos ha demostrado en todos los continentes que las vocaciones son un don de Dios y también una respuesta individual y comunitaria a una llamada exigente. Damos gracias por el don de las vocaciones.

El hecho de que en los últimos años la mayor parte de nuestras vocaciones hayan venido de África demuestra que las comunidades cristianas del continente son cada vez más generosas y sólidas, y por ello damos gracias a Dios. Como dice el papa Francisco, todos los cristianos estamos llamados a ser misioneros, sí, «a estar en misión». Hay congregaciones que fueron fundadas y se han extendido en Asia y por lo tanto tienen muchas vocaciones asiáticas, y muchos de los servicios hoy son dirigidos por asiáticos, aunque no exclusivamente. Hay comunidades que se originaron en el continente americano y hoy muchos de sus miembros provienen de América. Lo mismo se aplica a algunas comunidades que han surgido en Europa. Fuimos fundados para y con África gracias a san Daniel Comboni y crecimos en el continente africano; fuimos enviados a otros continentes y nos enriquecimos con esas experiencias, y ahora tenemos muchas vocaciones ahí. El hecho de que los combonianos de África, como los de otros continentes, estén llamados a servir en diferentes niveles y en diferentes lugares forma parte de la historia de nuestra congregación que, como dijo el propio fundador, «no es española ni francesa, italiana, ni alemana, sino católica”, es decir, universal.

Entrevistó: Hermano Lwanga Kakule Silusawa, mccj, para Afriquespoir; Kinshasa (RDC)

Crédito de la nota: Misioneros Combonianos (Provincia germanoparlante)