El 24 de agosto la aldea de Barsalogho, en Burkina Faso, fue blanco de un atentado terrorista en el que murieron más de 150 personas, entre ellas 22 cristianos, según informaron fuentes locales a ACN. Este ataque es el tercero de este mes y se trata de uno de los más sangrientos en la historia del país, que sufre el terror islamista desde 2015.
Según informes de diferentes medios de comunicación, los residentes de la comunidad de Barsalogho, a unos 30 kilómetros al norte de Kaya, capital de la región Centro-Norte, estaban cavando trincheras defensivas para protegerse de las agresiones terroristas cuando de repente más de 100 yihadistas aparecieron en motocicletas y ametrallaron a la gente, civiles y soldados por igual. Entre las víctimas habían mujeres, niños y ancianos.
Según informaron fuentes locales a ACN, el número de muertos fue tan alto que no ha sido posible enterrar a todas las víctimas en los últimos tres días.
El obispo de la diócesis de Kaya, monseñor Théophile Nare, describió el ataque como una «tragedia de dimensiones sin precedentes desde el comienzo de los ataques terroristas». En un mensaje enviado a los fieles al día siguiente del devastador ataque, expresó sus condolencias a los familiares y pidió un día de luto por los fallecidos: el miércoles 28 de agosto.
En el comunicado enviado a ACN, el obispo llamó también a tres días de oración intensiva para «reparar todos los ataques a la vida humana» en los que se ha derramado la sangre de personas inocentes.
Esta última masacre plantea de nuevo serios interrogantes sobre la seguridad en el país. Según testigos, el ataque se prolongó por horas. Este sería el tercer ataque de este mes del que ha sido informada ACN, ya que con anterioridad se habían llevado a cabo otros dos atentados terroristas en la provincia de Nayala, en la región de Boucle du Mouhoun. El 4 de agosto, hombres armados entraron en la aldea de Nimina y secuestraron a más de 100 hombres de entre 16 y 60 años, cuyo paradero es desconocido hasta el momento.
Por otra parte, el 20 de agosto, fuentes locales informaron de agresiones en las aldeas de Mogwentenga y Gnipiru, tras las cuales parte de la población huyó.
Esta última ola de violencia forma parte de una trágica serie de embestidas que han sumido a Burkina Faso en una profunda crisis desde 2015. Debido a la creciente brutalidad y frecuencia de estos ataques, el país se encuentra en un estado persistente de inseguridad y miedo.
Crédito de la nota: ACN México