124 líderes religiosos, de todos los continentes, han conmemorado el año jubilar de la Iglesia Católica haciendo un llamado a los ministros de finanzas del G20 para poner fin a una crisis de deuda que paraliza los esfuerzos para abordar la pobreza y la acción sobre el clima.
Los líderes religiosos sostienen en una carta a los ministros de finanzas que el «Marco Común» establecido por el G20 en 2020 para reestructurar las deudas de los países de bajos ingresos afectados por el shock económico de la pandemia «no está logrando producir los acuerdos oportunos y adecuados de los que dependen millones de vidas y medios de subsistencia».
Los líderes religiosos dicen que un elemento crítico es que los acreedores privados pueden «retrasar las negociaciones» con los países de bajos ingresos, lo que obliga a los gobiernos a gastar más en deudas «que en salud, educación o medidas climáticas que salven vidas».
La carta, firmada por cardenales, obispos y líderes de congregaciones religiosas, así como representantes de diferentes credos, insta a los ministros de finanzas del G20, reunidos en Johannesburgo entre el 26 y el 27 de febrero, a encarnar la «práctica bíblica de justicia, misericordia y reconciliación» estableciendo un «sistema de deuda global justo y funcional».
Los líderes religiosos citan el año jubilar que la Iglesia Católica está celebrando en 2025 como un momento poderoso para que los ministros de finanzas actúen con «coraje, solidaridad y compasión».
Los firmantes de la carta también reconocen los llamados del Papa Francisco para que, quienes toman las decisiones, aborden la crisis de la deuda mundial durante el año jubilar.
Carta de los líderes religiosos mundiales a los ministros de finanzas del G20 sobre la crisis de la deuda mundial
Estimados ministros de finanzas del G20:
En este año jubilar 2025, año de liberación tanto material como espiritual, el Papa Francisco nos ha animado a todos a ser «Peregrinos de la esperanza» y, al hacerlo, se aborda uno de los problemas más urgentes que enfrentamos: la aguda crisis de deuda mundial.
Como líderes religiosos, nos preocupa profundamente el impacto que esta actual crisis de la deuda está teniendo en las vidas de los más pobres y vulnerables de todo el mundo. Hoy, la necesidad de actuar es aún mayor que durante el último Jubileo de 2000, cuando se lanzó la primera campaña para el alivio de la deuda: 3 mil 300 millones de personas –casi la mitad de la población mundial– viven hoy en países que gastan más en el pago de la deuda que en salud, educación o medidas para salvar vidas en materia climática.
Creemos que el Marco Común del G20 no está logrando acuerdos oportunos y adecuados de los que dependen millones de vidas y medios de subsistencia. Las reestructuraciones de deuda toman tres veces más tiempo que los procesos anteriores, mientras que los acreedores privados –actualmente el mayor grupo de acreedores a nivel mundial– pueden demorar las negociaciones y exigir reembolsos más altos de los que los países deudores pueden permitirse. Esta ineficiencia e inequidad ha disuadido a las naciones, que necesitan ayuda urgentemente, de participar en el Marco, dejando a sus ciudadanos a las puertas del hambre, la falta de acceso a servicios esenciales, el deterioro de la infraestructura y los peores impactos de la crisis climática.
Debemos tener un sistema de deuda global justo y funcional. La tradición del Jubileo exige que se perdonen las deudas, se restituyan las tierras y se libere a los esclavos. Esta práctica bíblica encarnaba la justicia, la misericordia y la reconciliación, ofreciendo un pacto renovado con Dios y armonía dentro de la comunidad. Con estos principios en mente, les pedimos:
- Defender un marco de cancelación de deuda que reduzca los pagos de la misma a un nivel realmente asequible, suspenda los pagos de la deuda mientras se negocia la cancelación de la deuda, ofrezca a los deudores garantías de una cancelación suficiente de la deuda antes de presentar la solicitud y obligue a todos los prestamistas a participar.
- Aprobar legislación en jurisdicciones clave para garantizar que los prestamistas privados participen en la cancelación de la deuda y suspendan los pagos a los prestamistas privados durante las negociaciones.
- Reformar las instituciones financieras internacionales, garantizando que los países deudores estén adecuadamente representados y que las evaluaciones de sostenibilidad de la deuda y las condiciones políticas se centren en los derechos humanos y ambientales.
- Apoyar la creación de una Convención de las Naciones Unidas sobre la Deuda para acordar normas sobre la resolución/liquidación de las crisis de deuda, el otorgamiento y el endeudamiento responsable y el establecimiento de un registro público mundial de la deuda para que todos los prestamistas y gobiernos prestatarios rindan cuentas.
La adopción de estas medidas no sólo permitirá abordar la crisis de la deuda inmediata, sino que también sentará las bases para un sistema financiero mundial más justo y resiliente. Como líderes religiosos, los instamos a ser peregrinos de la esperanza y actuar con valentía, solidaridad y compasión en este año jubilar.
Crédito de la nota: Caritas y Misioneros Combonianos