En el Ángelus en la plaza de San Pedro, el papa Francisco insta a aprovechar la ocasión de la gracia del Adviento para «purificarnos del sentido de superioridad, del formalismo y de la hipocresía» y convertirnos a una vida nueva, siguiendo el camino de la humildad. «Con Jesús siempre hay una oportunidad de volver a empezar. ¡Él nos espera y no se cansa jamás de nosotros!».