A la Madre de la Iglesia y Consuelo de los afligidos el Papa junto con los obispos eslovacos consagraron la patria, la vida, la misma comunión episcopal. A ella pidieron la gracia de vivir «con fidelidad cotidiana las palabras que Jesús nos enseñó».
A la Madre de la Iglesia y Consuelo de los afligidos el Papa junto con los obispos eslovacos consagraron la patria, la vida, la misma comunión episcopal. A ella pidieron la gracia de vivir «con fidelidad cotidiana las palabras que Jesús nos enseñó».