Por: P. Gustavo Covarrubias, desde Belém (Brasil)
Primera jornada: “Pueblos amazónicos en resistencia”
Entre “palabras dulces” para la Madre Tierra, denuncias, propuestas y una animada marcha transcurrió el primer día del X Foro Social Pan-Amazónico en Belém, Brasil. Por la mañana, en la Asamblea Mundial de la Amazonía (AMA), representantes de pueblos indígenas y de entidades presentes en la Amazonía, así como académicos y parlanentares, externaron su percepción, preocupaciones y esperanzas sobre las múltiples crisis que se viven en sus países y su relación con el progresivo deterioro socio-económico y ambiental que ponen en serio riesgo los frágiles equilibrios de los biomas, ecosistemas, comunidades y territorios en esa región vital para la sustentabilidad del planeta. Al mismo tiempo, se apuntaron pistas para fortalecer las redes de defensa a nivel regional y global, mismas que se debatirán y profundizarán en los días siguientes.
Ya por la tarde se congregaron numerosos colectivos, pueblos y organizaciones a la orilla de la estación fluvial de las Docas, desde donde partieron en nutrida y animada marcha por una de las principales avenidas de Belém, dando así visibilidad a diversas luchas que convergen en la denuncia de la creciente deforestación, del extractivismo, la militarización, los megaproyectos y otras actividades que caracterizan al sistema económico que amenaza a todo tipo de vida en la Amazonía.
La jornada se cerró con una rápida y refrescante lluvia que, para muchos, fue presagio de una abundante siembra y de una buena cosecha de “saberes y sentires” amazónicos que, desde aquí, se compartirán con el mundo”.
Segunda jornada: “Entre el eco – genocidio y el martirio”
La segunda jornada del FOSPA X de Belém se vivió intensamente entre las llamadas Casas de Saberes y Sentires, las llamadas actividades autogestionadas, los talleres y los grandes eventos.
En las Casas se reflexionó sobre muy variadas temáticas con base a grupos de interés relativos a los bienes comunes de la naturaleza, la relación con la Madre Tierra, los derechos de los pueblos, la resistencia de las mujeres, los territorios y el autogobierno. En espacios más abiertos y gestionados por entidades y movimientos comprometidos en las realidades anteriores se expusieron y debatieron cuestiones todavía más puntuales en círculos de diálogo menores. Y, de una manera más extensa e intensa, muchos de los participantes se congregaron en el auditorio principal para asistir a una sesión especial del Tribunal Internacional de los Derechos de la Naturaleza y para celebrar ecuménicamente a las y los Mártires de la Amazonía.
La sesión del Tribunal en este Foro fue una etapa importante de la visita que varios jueces hicieron a los territorios y comunidades afectadas por la hidroeléctrica Monte Belo en la región del Xingú y por la actividad minera en la región del Grande Carajás. Y en este 29 de julio, se escucharon testimonios de víctimas de esas actividades (pueblos indígenas, afrodescendientes, campesinos y ribereños) que fueron calificadas como “eco – genocidios” que exigen urgente restauración y reparación por parte del gobierno brasileño y de las empresas implicadas.
En la tarde se hizo un emotivo memorial de mujeres y hombres que dieron su vida en la defensa de la floresta amazónica intercalado con cantos, danzas, procesiones, bendiciones y gestos simbólicos de líderes de comunidades cristianas, religiones afrobrasileñas e indígenas. Al final, muchos de los participantes formaron rondas de baile, animadas con cantos populares de lucha y resistencia en frente al inmenso Río Guamá que rodea una gran extensión de la ciudad de Belém”.
Tercera Jornada: Algunos horizontes para la Amazonía
Durante el tercer día del X FOSPA algunos conceptos cargados de un fuerte sentido de reivindicación marcaron muchas de las reflexiones y debates que se realizaron en los diferentes círculos de diálogo de las Casas de Saberes y Sentires: descolonización, transición energética justa y popular, territorialidades y autogobiernos.
También se discutió mucho en torno al concepto emergente de que la Naturaleza, de la cual somos parte inseparable, es un sujeto de derechos, lo que implica una profunda revisión de nuestras prácticas y de la forma de interactuar desde ella. Además, se insistió en: que el cuerpo de las mujeres es también territorio que hay que defender de todo tipo de fundamentalismo, fascismo y patriarcado; que las transiciones posibles hacia un Buen Vivir en la Amazonía pasan por alianzas y una mayor articulación de las luchas que se gestan en las comunidades; y que es preciso avanzar rumbo a un mayor reconocimiento y efectivación del derecho a la ciudad, a la democracia ecocéntrica, a la espiritualidad pan-amazónica, a la comunicación propia y a la salud integral.
Siempre en línea con lo anterior, se propusieron estrategias regionales para enfrentar la violencia extractiva, el narcotráfico y la criminalización de defensores del medio ambiente, así como el establecimiento de garantías legales y de representación parlamentaria y autogobierno de las comunidades indígenas, negras, campesinas, ribereñas, aetc.
Paralelamente, dos grandes eventos atrayeron la atención de buen número de participantes: por la mañana, la proyección especial de la película “Pisando suavemente la tierra”, que contó con la presencia de los protagonistas y a la cual siguió un interesante y provocador debate entre algunos caciques indígenas. Y, por la tarde, la presentación de algunos casos de violaciones contra y la toma de postura del Tribunal de Justicia y Defensa de los Derechos de las Mujeres Pan-amazónicas y Andinas.
Ciertamente toda la intensidad y la riqueza de los Saberes y Sentires compartidos durante estos días se reflejará, de alguna manera, en el enorme esfuerzo de síntesis que se recogerá en la Carta Final del X FOSPA.
Último día, documento final
Desde la Amazonía, por otro mundo posible
El X Foro Social Pan – Amazónico (FOSPA) realizado en Belém, concluyó este 31 de julio a la orilla del inmenso Río Guamá entre ir y venir de participantes que esperaban ansiosos la clausura oficial bajo un intenso calor, la compra de última hora de artesanías típicas de la región, las fotos del recuerdo y la asistencia de actos artísticos bajo la sombra de los árboles y de las tiendas próximos al Palco Cultural.
La gran cantidad de saberes y sentires compartidos exigió un enorme esfuerzo de síntesis por parte del comité organizador quien, finalmente, cuando el sol estaba en su apogeo, presentó públicamente a los medios y los participantes que esperaron hasta ese momento, la Declaración Panamazónica de Belém, haciendo lectura alternada de su versión en portugués y en español.
El Documento final, más largo que el de los encuentros anteriores realizados en Colombia y Perú, está dividido en tres grandes partes: una de contexto y presentación de las problemáticas abordadas; otra de propuesta política; y la última, con un elenco de dieciséis líneas de acción.
En la primera parte de la Declaración se destacan: el empeoramiento de la realidad panamazónica en los últimos veinte años; la constatación de haber llegado a un punto de no retorno frente a las amenazas y crisis actuales; el reconocimiento de que, a pesar de todo, las resistencias se han fortalecido; y el llamado a los movimientos sociales para que aprendan de sus errores, sean más creativos y continúen luchando en la defensa de los territorios y de las culturas amazónidas, desde la vivencia de las espiritualidades de los pueblos de la Cuenca.
En la segunda parte se exige la transición hacia modelos políticos, sociales y económicos que: prioricen la integridad de la casa común; la recuperación de saberes y formas de organización ancestrales para el cuidado de los bienes comunes; la producción agropecuaria y forestal diversificada que rompan con la mercantilización de la Naturaleza; la articulación de los esfuerzos y luchas en defensa de los territorios y de la vida, en la región y con el resto del mundo; el cumplimiento y fortalecimiento de los compromisos asumidos por los gobiernos a nivel internacional; la promoción del autogobierno y la autodeterminación de los pueblos amazónicos; el rechazo y la eliminación progresiva de todo tipo de políticas públicas y prácticas extractivistas; la condena de medidas coercitivas y cualquier forma de bloqueo externo; la defensa radical de los derechos de los pueblos de la región a la educación, la comunicación y la salud en una perspectiva integral, crítica y decolonial; el respaldo amplio al Tribunal Internacional de los Derechos de la Naturaleza, a sus iniciativas y resoluciones, así como al Frente Parlamentario Global por los Derechos de la Naturaleza.
De las líneas de acción, se pueden destacar las siguientes: declarar un “estado de emergencia climática en la Panamazonía”, con todas las consecuencias que de ello se derive en términos de restauración y protección de la biodiversidad, cambios de paradigmas en la relación con la naturaleza y los flujos de comercio internacional; avanzar rumbo a la meta de cero deforestación real y la promoción del tratado de no proliferación de los combustibles fósiles; conformar guardias indígenas, negras, campesinas y otras comunidades tradicionales para la autoprotección de los territorios; impulsar una campaña para velar por la vida y la protección de defensores y defensoras de la naturaleza, exigiendo a los Estados que garanticen sus vidas a partir de la ratificación y cumplimiento del Acuerdo de Escazú; impulsar Asambleas de la Tierra en contraposición a las fallidas conferencias de la ONU sobre clima, biodiversidad y sistemas alimentarios; consolidar un bloque de países amazónicos que avance rumbo al post-extractivismo en la región; y promover una campaña permanente por la autodeterminación de la Guyana colonizada por Francia.
(Puede desargar aquí el documento en español y portugués)