En febrero pasado, la República Dominicana comenzaba la construcción de un muro en la frontera con Haití. El misionero Miguel Ángel Gullón lleva 20 años en la República Dominicana y comparte la reflexión «¿Cuáles muros hay que destruir?» sobre el significado de esta construcción.
«En pleno auge del siglo XXI, con los avances a nivel científico, social, religioso, técnico y político, seguimos pensando que un muro va a solucionar los estereotipos o los prejuicios que separan a una nación de otra. En esta dirección, el gobierno de turno (PRM) cree que levantar un muro entre Haití y República Dominicana es la solución más apropiada para frenar el problema de la emigración. De acuerdo con las palabras del Señor Presidente de la República recogidas en el Listín Diario: ‘Esto es una verja que beneficiará a ambos países, porque permitirá controlar el comercio bilateral, regular el flujo migratorio para combatir las mafias que trafican con personas, hacer frente al narcotráfico y a la venta ilegal de armas, además de proteger la crianza y sembrados de los ganaderos, y de los productores agrícolas, con esta combatiremos de distintas formas, el crimen organizado que ha querido tomar como base de operaciones, los límites fronterizos de ambos países, por los que el beneficio para las dos naciones será de gran importancia’, pero nos preguntamos si se erradicará este problema del todo o es sólo una solución mediática.
Además, en esas palabras tan impactantes, no se saca a la luz que la República Dominicana se beneficia de la mano de obra barata que la población de Haití le proporciona, población que carece de derechos en un país donde es constantemente discriminada. Un 29% de los trabajadores de la construcción en República Dominicana son haitianos, al igual que un 28% de los empleados en la agricultura, según indica un estudio publicado en 2020 por el Instituto Nacional de Migración (INM) y por la Organización Mundial para las Migraciones (OIM). De manera que en vez de gastar 1.750 millones de pesos en un muro cuya construcción, según el presidente Luis Abinader, supondría la salida más factible a los problemas que plantea en su discurso, pero la realidad es que este muro nos separará aún más a dominicanos y haitianos.
¿Por qué no invertir esos millones en proyectos que beneficien las relaciones entre ambos países de modo que tanto haitianos como dominicanos no se vean en la necesidad de emigrar de su país a otro en busca de un mejor porvenir o simplemente para no morir de hambre en su propio país?
Partiendo del derroche de dinero que supone la construcción del muro, en vez de reinvertir el dinero en políticas más sanas y equitativas, se ha optado por el levantamiento de una “verja perimetral” cuyo beneficio quedaría en las empresas encargadas de su construcción y equipamiento: una de ellas, la empresa alemana Dermalog, líder mundial en tecnología biométrica. Pero hemos de preguntarnos, ¿la guardia que está en la frontera dejará de traficar con personas haitianas?
¿Cómo nos beneficia este muro a los dominicanos y cuál es el objetivo del mismo? Además, ¿quiénes son los verdaderos beneficiados con la construcción de este muro y por qué tanta urgencia en construirlo? Señor presidente, ya que se ha iniciado la primera parte (etapa) del muro, quisiéramos llamar a la reflexión».
Crédito de la nota: OMPRESS.