Unas 250 personas, entre laicos, sacerdotes, religiosos y obispos de todo el continente americano, se han dado cita en la diócesis de Puerto Escondido (Oaxaca, México) del 16 al 20 de octubre próximo para el XV Encuentro de Pastoral Afro (EPA), que tendrá lugar en un país, México, donde la población afrodescendiente está cobrando importancia y visibilidad desde hace varios años.
En 2017 se publicó el ‘Perfil sociodemográfico de la población afrodescendiente en México’, según el cual las personas que se identifican como ‘afromexicanas’ o ‘afrodescendientes’ son el 2,04% de la población nacional, es decir, 2,5 millones de habitantes.
El 30 de diciembre de 2013, la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) adoptó una resolución que establece la celebración del Decenio Internacional de los Afrodescendientes desde el 1 de enero de 2015 hasta el 31 de diciembre de 2024. En estos diez años, se insta a los Estados a poner en marcha medidas concretas encaminadas a aprobar y aplicar marcos normativos, políticas y planes estratégicos que pongan en práctica las resoluciones de Durban (Sudáfrica), donde se celebró la Tercera Conferencia Mundial contra el Racismo, la Discriminación Racial y la Xenofobia en 2001. El llamamiento fue entonces a “recopilar, analizar, difundir y publicar datos estadísticos fiables a nivel nacional y local, y adoptar todas las demás medidas necesarias para evaluar las condiciones de los afrodescendientes”.
Es muy importante dar visibilidad al pueblo afroamericano, muchas veces ignorado por el racismo, o por la indiferencia, para reconocer su riqueza humana, cultural, social y religiosa.
Como misioneros combonianos, acompañamos a los afrodescendientes desde hace más de 50 años, y los EPA son momentos preciosos para relanzar la pastoral afro en un proyecto continental bien organizado.
Como nos recuerda Monseñor Eugenio Arellano, Obispo Emérito de Esmeraldas (Ecuador) y durante muchos años coordinador del Secretariado de Pastoral Afroamericana y del Caribe: “Los EPAs nacieron como una respuesta de dos Iglesias particulares, Esmeraldas (Ecuador) y Buenaventura (Colombia), escuchando y recogiendo las inquietudes de muchos agentes de pastoral conscientes de las necesidades pastorales específicas de las comunidades negras, para ser implementadas en sus propias formas y potencian su extraordinaria riqueza cultural. De estas preocupaciones se han hecho eco otros religiosos y religiosas negros, sacerdotes y obispos, que han abierto nuevos espacios implicando a cada vez más países como Panamá, Costa Rica, República Dominicana, Honduras, Guatemala, Nicaragua, Estados Unidos, Haití, Venezuela, Perú y Brasil.
Han pasado 42 años desde el primer Epa. Ahora estamos preparando el decimoquinto, cuyo tema será: “Un sueño eclesial y una presencia profética”, haciéndose eco de las palabras del Papa Francisco en la exhortación apostólica postsinodal “Querida Amazonia”, cuyos sueños “sociales, culturales, ecológicos y eclesiales” compartimos profundamente. El Papa Francisco sueña con una Iglesia con “rostro amazónico”, y a nosotros nos gusta añadir una Iglesia con “rostro negro”, y cuando se habla de “pueblos originarios” nos gusta añadir “… y afrodescendientes”, porque el camino de la inculturación debe tomar siempre en serio a los pueblos indígenas, así como a las comunidades negras a las que a menudo se presta menos atención.
Por: Misioneros Combonianos, Colombia