El misionero comboniano italiano Diego Dalle Carbonare habla sobre la situación de Jartum, la capital de Sudán, y de cómo los enfrentamientos armados en torno a la ciudad hacen que la gente viva en el terror, sin comida y temiendo ser bombardeada en cualquier momento.
La revista de las Obras Misionales Pontificias en Italia, «Popoli e Missione», reporta que desde el pasado sábado ha habido feroces enfrentamientos en los alrededores de la capital de Sudán, Jartum, entre el ejército regular y los paramilitares de las Rapid Support Forces, ensangrentando uno de los países más pobres del mundo.
Hace dos años que tuvo lugar un golpe de Estado y, desde entonces, la democracia ha sido aniquilada en Sudán. Mientras tanto, la gente acepta las dificultades de la vida cotidiana. «Sigo con preocupación los acontecimientos que tienen lugar en Sudán», decía el Papa el domingo, durante el rezo del Regina caeli. «Estoy cerca del pueblo sudanés, ya tan probado, y lo invito a rezar para que deponga las armas y prevalezca el diálogo, para que juntos retomemos el camino de la paz y la concordia».
Tras una noche relativamente tranquila pero sin dormir, esta mañana en Jartum, contaba el padre Diego el pasado lunes, «la artillería pesada del ejército ha reanudado el bombardeo», se ha cerrado el espacio aéreo y los muertos son casi un centenar. «Parece que los paramilitares han perdido el control de varios puestos de avanzada fuera de la capital, mientras que el ejército leal al general Abdel Fattah al-Burhan ha recuperado la posesión de sus bases aéreas».
El padre Diego Dalle Carbonare ha sido misionero en Sudán durante años; actualmente está en Egipto y recibe noticias casi cada hora de sus hermanos Combonianos en Jartum. Hablan de un conflicto interno entre el ejército y los paramilitares por el control estratégico del tercer país más grande de África.
Esperada y anunciada desde hace al menos un año y medio, la guerra civil tiene como rehén a toda una población, y se libra entre el ejército regular leal al general Abdel Fattah al-Burhan (jefe del Consejo Supranacional que encabeza el gobierno de transición) y los paramilitares RSF, Rapid Support Forces, dirigidas por Mohamed Hamdan Degalo.
«La gente está dividida entre los que apoyan a los paramilitares, pensando que luego pueden entregar el poder a los civiles, y los que creen en cambio que solo quieren hacer sus propios intereses y tomar todo el poder», explica el padre Diego, y agrega que los paramilitares nacieron como mercenarios. De todas formas, en los próximos días «se espera una continuación de los enfrentamientos en la capital, con bombardeos aéreos. Oramos por la población civil. Muchas zonas no tienen luz desde el sábado, con problemas de agua y comida».
El riesgo del hambre es una realidad. El misionero comboniano señala que en estos momentos en la región de África Oriental que limita al norte con Egipto, al este con Eritrea y Etiopía, es la época más calurosa del año: «con temperaturas máximas muy por encima de los 40 grados, circunstancia que agudiza el sufrimiento de la población sin alimentos durante dos días». Además, el pasado sábado y hasta el domingo por la tarde, doscientos alumnos de entre 6 y 18 años del Comboni College (la escuela primaria y secundaria de los combonianos en Jartum), permanecieron en los sótanos del edificio, «sin poder salir porque había disparos por todas partes, incluso en la zona aledaña a la escuela». Luego el domingo, afortunadamente, «nuestros muchachos lograron irse a sus casas, lejos del centro de la ciudad donde continúan los tiroteos».
El misionero asegura que sus hermanos combonianos están a salvo, al menos por ahora, pero la situación evoluciona con mucha rapidez. «Hace tiempo que temíamos este epílogo», explica, «el ejército y los paramilitares comenzaron la guerra hace unos días pero hay una fuerte tensión desde enero de 2022». En aquellos meses, el padre Diego ya informaba a «Popoli e Missione» de la situación: «Hay al menos dos o tres manifestaciones por semana y los militares responden bloqueando caminos y puentes, para que la gente no llegue a los edificios de poder». El golpe militar había tenido lugar el 25 de octubre de 2021.
Lo cierto es que en el país circulan armas suministradas por países europeos y que la situación en Sudán corre el riesgo de extenderse a los Estados de toda la región.
Crédito de la nota: OMPRESS.