Todavía hay 180 rehenes en manos de los reclusos amotinados en siete cárceles de Ecuador. Desde el 8 de enero, 158 guardias de prisión y 20 miembros del personal administrativo han sido tomados como rehenes, justo después de que el presidente Daniel Noboa decretara el estado de emergencia tras la fuga de la prisión regional de Guayaquil de José Adolfo Macías Salazar, El Fito, considerado el principal líder criminal del país.
Continúa el enfrentamiento iniciado por el recién elegido Presidente contra los grupos criminales que controlan el tráfico de cocaína y que hasta ahora tenían el control de las cárceles del país. Desde el comienzo de la semana, las pandillas han desatado una campaña terrorista con el asalto a una sede televisiva, asesinatos de policías, tiroteos y explosiones de artefactos, hasta el punto que el Jefe de Estado ha declarado que el país se encuentra en una situación de «conflicto armado interno».
Noboa hasta ahora ha delineado dos pilares de su estrategia para combatir la delincuencia organizada: recuperar el control estatal de las cárceles mediante la construcción de nuevas prisiones de máxima seguridad, como prometió en su campaña electoral, y aumentar los controles sobre ciudadanos peruanos y colombianos, a quienes se les pedirá el certificado penal del país de origen o de residencia de los últimos cinco años para ingresar a Ecuador.
Además, Noboa ha afirmado que alrededor de mil 500 colombianos serán repatriados en los próximos días. Las bandas criminales ecuatorianas mantienen estrechas relaciones con organizaciones de narcotraficantes colombianos, mexicanos y albaneses. Estos últimos «manejan» el tráfico de cocaína procedente de Colombia y Perú, que transita por Ecuador y se destina al mercado europeo. Desde Perú, además de la cocaína, también llegan las armas utilizadas por las bandas ecuatorianas, algunas de las cuales parecen haber sido robadas de los arsenales militares peruanos.
El Ministro de Defensa peruano, Jorge Chávez Cresta, ha afirmado que no hay información oficial que confirme que las armas utilizadas por los criminales en Ecuador pertenezcan a las Fuerzas Armadas peruanas, aunque se ha abierto una investigación al respecto.
Sobre la dramática situación del país ha intervenido la Conferencia Episcopal del Ecuador con un comunicado dirigido «a todos los hombres y mujeres de buena voluntad que viven en Ecuador».
«Vivimos momentos de zozobra en nuestro país», afirman los obispos. «La delincuencia organizada está sembrando, en la cotidianidad de nuestras vidas, caos y desesperación. La violencia, venga de donde venga, debe encontrarnos unidos, mirando hacia adelante, y con la fortaleza necesaria para que el Ecuador sea lo que siempre ha sido, un lugar de paz, de trabajo, de fraternidad».
«No caigamos ni en el pánico estéril que hace el juego de los violentos dando crédito a cualquier imagen alarmista compartida en redes sociales, ni en la ingenuidad de bajar los brazos creyendo que esta lucha es solo de quienes nos gobiernan», exhortan los obispos.
«Somos un país de fe. Desde niños aprendimos que todos somos hermanos llamando padre a Dios; a Él le confiamos, una vez más, la integridad de cada ecuatoriano de bien, y la estabilidad del estado como garantía de que la paz volverá lo antes posible. En este 2024, en el que celebramos los 150 de la consagración de nuestro país al Sagrado Corazón de Jesús, nos comprometemos con la vida y la justicia, y le pedimos a Él que salve al Ecuador».
Crédito de la nota: Agencia Fides.