Ceuta y Melilla, además de ser dos ciudades autónomas de la frontera sur de España, también forman parte de la frontera sur de Europa, lo cual las convierte en un “punto clave” para los migrantes (procedentes en su mayoría de países africanos y árabes) que escapan de la pobreza y abandonan sus tierras en busca de un futuro mejor.
Entre el pasado lunes y martes se produjo una entrada masiva de unos ocho mil migrantes en Ceuta: un hecho sin precedentes, ya que nunca antes se había alcanzado una cifra tan alta de manera repentina, lo cual desencadenó una crisis migratoria con repercusiones políticas, ya que la zona fronteriza quedó colapsada.
En este contexto, Fray Xabier Gómez, religioso y Director del Departamento de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española (CEE) contó más detalles sobre la actual situación:
“Desde el Secretariado Diocesano de migraciones de Cádiz y Ceuta nos relatan que, a día de hoy, la situación es relativamente tranquila, ya que -según informa una delegación del Gobierno- unas cinco mil 800 personas (de las aproximadamente ocho mil que entraron) han sido devueltas a Marruecos, que ha recuperado el control de su frontera. Los demás migrantes están alojados en centros de acogida, sobre todo los menores y jóvenes no acompañados, aunque también se ven algunos vagando por las calles de la ciudad”, afirmó Fray Xabier.
El religioso explicó que del otro lado de la frontera vive un elevado porcentaje de población, “familias y jóvenes sin trabajo ni perspectivas que lamentablemente solo ven un futuro con la migración a Europa”.
“Hablamos de una crisis económica acentuada por la pandemia del Covid-19. Estas personas y su desesperación han podido ser instrumentalizadas políticamente, pero ahora tocará gestionar, no tanto una crisis migratoria, sino las consecuencias de una crisis política en esta población empobrecida, migrante y vulnerable; así como el impacto que esto ha generado en el conjunto de la sociedad”, añadió.
– ¿Qué medidas ha puesto en marcha el Gobierno español para gestionar esta situación y evitar que aumentan las tensiones?
El Gobierno y el conjunto de administraciones se hicieron cargo desde el inicio de esta crisis abordándola en un contexto político, pero a la vez, incrementando la protección y seguridad de las fronteras de España y de toda Europa; aplicando las medidas que acostumbra en estos casos. Confiamos en que, lo han hecho garantizando los derechos de estas personas pero en el marco de una situación que ha desbordado todas las previsiones.
No podemos dejar solos a los gobernantes ni a los ciudadanos en la gestión de algo así. Está en cada uno de nosotros, el evitar el pánico y no contribuir a la cultura de la hostilidad. Tampoco hacer un uso partidista del drama de la pobreza y las personas migradas. No olvidemos ser proactivos, buscando el bien común.
¿Cuál es el trabajo concreto que está realizando el Departamento de Migraciones de la CEE en relación a los migrantes?
Este Departamento está al servicio de la evangelización desde un servicio de acompañamiento y coordinación para todas las diócesis de España. Trabajamos por la atención pastoral integral de las personas migradas, desde los cuatro verbos propuestos por el papa Francisco.
Por tanto, nuestras iniciativas, en comunión con las Iglesias locales, están orientadas a acoger, proteger, promover y sobre todo integrar.
Queremos ayudar a las comunidades diocesanas y comunidades parroquiales a situarse ante las migraciones como una oportunidad para la conversión personal y pastoral.
Trabajamos para construir comunidades acogedoras con creatividad, transversalidad; dando voz, lugar, empoderando a las personas migradas en la Iglesia. Generando procesos inclusivos, tejiendo lazos de vecindad y solidaridad con quienes no comparten nuestra fe, pero sí comparten con nosotros la pasión por hacer este mundo más justo y fraterno, hasta que nos acostumbremos a que haya solo un “nosotros” cada vez más grande.
Crédito de la nota: Vatican News.