El papa Francisco firmaba el pasado jueves 22 de junio los decretos que reconocen las virtudes heroicas de varios Siervos de Dios, entre ellos Sor Lucía dos Santos, la vidente de Fátima, la Madre María Isabel Lange, el sacerdote Manuel González Serna y otros 19 compañeros asesinados en 1939 durante la Guerra Civil española. También hay un salesiano portugués, Antônio de Almeida Lustosa, un franciscano italiano, Antonio Pagani, y una hija de la Caridad italiana, Anna Cantalupo.
La Madre María Isabel Lange fue la fundadora de la primera orden católica de monjas afroamericanas. Nacida en Cuba de padres haitianos, llegó a los Estados Unidos alrededor de 1813, a Baltimore, Maryland, donde se estaban asentando numerosos refugiados católicos de habla francesa, procedentes de Haití. Allí vio cómo los hijos de otros inmigrantes necesitaban educación y, a pesar de ser una mujer negra en un estado esclavista, mucho antes de la Proclamación de Emancipación, usó todos sus recursos y su hogar para educar a los niños de color.
Con el aliento y el apoyo de un sacerdote, el padre James Hector Joubert, y del arzobispo de Baltimore, Mons. James Whitfield, ella y otras tres mujeres profesaron los votos de pobreza, castidad y obediencia el 2 de julio de 1829, fundando las Oblatas Hermanas de la Providencia, una orden que sigue viva hoy. Se trataba de la primera congregación de religiosas afroamericanas de la historia.
Isabel, fundadora y primera superiora de las Oblatas de la Providencia, tomó el nombre de María. Fue superiora general de 1829 a 1832 y de 1835 a 1841. La orden se comprometió a educar y evangelizar a los afroamericanos; sin embargo, siempre estarían abiertos a satisfacer las necesidades de los tiempos. Las Hermanas Oblatas educaron a la juventud y proporcionaron hogar a huérfanos. Aquellas primeras hermanas hacían visitas a domicilio y organizaban escuelas nocturnas para que los adultos negros pudieran aprender a leer y escribir. Cuando terminó la Guerra Civil, Baltimore se inundó de huérfanos de guerra de color. La Madre María reunió a 60 de ellos y comenzó una nueva era en el cuidado de los niños indigentes. Así los esclavos liberados fueron educados y muchas de sus hijas admitidas en la nueva congregación. Cuidaron a los enfermos terminales durante la epidemia de cólera de 1832 y acogieron ancianos. La Madre Lange murió en 1882. Ocho años después la congregación que ella había fundado, abría su primera casa fuera de Estados Unidos. Fue en la Cuba que ella tuvo que abandonar como inmigrante.
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