En el país africano, el conflicto entre el ejército gubernamental y las tropas rebeldes de la Fuerza de Apoyo Rápido se prolonga desde el 15 de abril. Ya ha habido más de 13 mil víctimas y al menos 14 millones de desplazados internos y refugiados. Mientras tanto, el ejército regular reivindica la reconquista de la ciudad de Omdurmán.
En Sudán, la población sigue sufriendo a causa del conflicto civil en curso. El ejército sudanés ha reivindicado su primer gran avance en 10 meses de guerra, recuperando el control de parte de la ciudad de Omdurmán, un suburbio adyacente a la capital Jartum, al otro lado del Nilo Azul.
Un país dividido entre ejército y rebeldes
Las fuerzas armadas regulares afirman haber unido sus dos bases principales en la ciudad, que está en manos de los rebeldes de las «Fuerzas de Apoyo Rápido», quienes, por su parte, hablan de propaganda y de un «ejército al borde de la derrota». Inmediatamente después del estallido de la guerra, los rebeldes se hicieron con el control de la mayor parte de la capital, Jartum, la ciudad de Omdurmán y la mayor parte de las regiones occidentales de Kordofán y Darfur. En cambio, el ejército ha mantenido la mayoría de sus bases en la capital y controla la parte oriental del país, con Puerto Sudán, en el Mar Rojo, convertida en la capital de facto.
El riesgo de carestía
Tanto el ejército como las Fuerzas de Apoyo Rápido están acusados de crímenes de guerra. El conflicto ha provocado 11 millones de desplazados internos y 3 millones de refugiados en los países vecinos. La situación humanitaria se deteriora cada vez más, y en las zonas de producción agrícola no se ha podido sembrar. También en el frente humanitario, según varias ONG, 700 mil niños corren riesgo de desnutrición. Las dos facciones militares que ahora se disputan el país se aliaron en 2021 durante el golpe de Estado que paralizó el proceso de transición democrática.
Crédito de la nota: Vatican News.