El grupo que cometió la masacre en la escuela secundaria de Lhubiriha (distrito de Kasese, en el oeste de Uganda) en la noche del 17 al 18 de junio, llevaba al menos dos días en la zona. Así lo ha declarado el general Prit Olum, comandante de la división de montaña del ejército ugandés, que controla la zona fronteriza entre Uganda y la República Democrática del Congo, de donde procedía el comando perteneciente a las ADF (Fuerzas Democráticas Aliadas) que atacó la escuela, matando al menos a 37 personas, en su mayoría estudiantes, y secuestrando por lo menos a seis alumnos.
Según el general Olum, el asalto a la escuela, situada a pocos kilómetros de la frontera congoleña, responde a la ofensiva lanzada hace algún tiempo por las fuerzas armadas congoleñas y ugandesas contra las ADF en territorio de la RDC, donde el grupo de origen ugandés tiene sus bases desde hace décadas. Como se ha informado repetidamente, las ADF atacan casi exclusivamente a civiles congoleños. La masacre en territorio ugandés se produce 25 años después de un episodio similar perpetrado el 8 de junio de 1998, cuando rebeldes de las ADF atacaron el Instituto Técnico de Kichwamba, matando a 80 estudiantes y secuestrando a varios más.
Los últimos actos de terrorismo atribuidos a las ADF en Uganda se remontan a 2021, con una serie de atentados con bomba en la capital, Kampala, y un posterior intento frustrado de asalto a la ciudad de Ntoroko en diciembre de 2022.
Las declaraciones del alto funcionario ugandés plantean dudas sobre la eficacia de las fuerzas de seguridad ugandesas. El presidente ugandés, Yoweri Museveni, también parece dirigir una crítica velada al ejército cuando se pregunta en su declaración sobre la masacre: «¿Se activó la alarma y quién lo hizo? ¿Cómo respondieron los agentes de seguridad de las inmediaciones? ¿Por qué nuestra gente que opera en el Congo no tenía información sobre este grupo disidente?» Museveni no es ajeno a las críticas contra sus militares. El Jefe del Estado ha afirmado que las tropas ugandesas no se retirarán del valle de Mwalika, donde están dando caza «al árabe Abua-Kasi», de quien se dice que es el líder de las ADF que se unieron al Estado Islámico hace algún tiempo.
La Primera Dama, Janet Museveni, que también es Ministra de Educación, ha declarado que «existe la sensación de que tal vez el grupo terrorista haya sido utilizado por personas que quieren apoderarse de la escuela», citando una antigua rivalidad entre algunos miembros de la comunidad local y patrocinadores canadienses por la propiedad de la escuela.
Crédito de la nota: Agencia Fides.