Evoluciona uno de los muchos «conflictos olvidados», el de Sudán, que enfrenta a las fuerzas armadas regulares (SAF dirigidas por el general Abdel-Fattah Burhan) contra las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF comandadas por Mohamed Hamdan Daglo conocido como Hemeti).
Mientras se desarrollan en Yeda conversaciones de paz mediadas por Arabia Saudí y Estados Unidos, las RSF han anunciado nuevas conquistas territoriales arrebatadas al ejército regular. En concreto, los milicianos paramilitares afirman haber tomado el control de Nyala, importante ciudad de Darfur, la región occidental de Sudán, que es la base de reclutamiento de las RSF. De hecho, esta formación nació en 2013 sobre la base de los Janjawid, los asaltantes a caballo, que reprimieron sangrientamente la rebelión de los habitantes de esta región.
La institucionalización de esta milicia se debe al deseo de Omar al Bashir, entonces presidente sudanés, de querer crear un contrapeso a las demás fuerzas de seguridad, y en particular a las SAF, por temor a un golpe militar, y así contar con una «guardia pretoriana» que se utilizaría para reprimir las revueltas de la población. Precisamente, las SAF y las RSF serían las que, juntas en 2019, derrocaron a Bashir tras las protestas populares que habían despertado grandes esperanzas entre la población por la perspectiva de reformas democráticas en el país.
Se creó un gobierno compuesto por civiles y soldados que, sin embargo, fue derrocado en 2021 por un golpe militar con, una vez más, las SAF y las RSF aliadas. Esta colaboración estaba destinada a terminar y así sucedió el 15 de abril de este año con el inicio de las hostilidades entre las dos formaciones militares tras el fallido golpe de Estado de las RSF para tomar el poder en Jartum. Después de meses de combates, las RSF controlan casi todo Jartum excepto algunas bases militares en manos de las SAF. Estas últimos controlan Omdurman, la ciudad gemela de Jartum. Darfur está casi en su totalidad en manos de las RSF. El control de Kordofán, un estado a medio camino entre Darfur y la capital, Jartum, es ahora mismo objeto de fuertes hostilidades.
La precaria situación en Jartum para las SAF habría hecho que el general Burhane considerara trasladar su gobierno a Port Sudán, en el este del país. Se vislumbra así una posible partición de Sudán, con las zonas al oeste del Nilo en manos de las RSF que reciben suministros a través de Chad (cuyo liderazgo tiene un clan afiliado al Hemeti) de los Emiratos Árabes Unidos y del general libio Haftar.
Por su parte, las SAF del general Buran reciben ayuda de Egipto (que pretende utilizar Sudán para presionar a Etiopía por el conflicto sobre la presa del Nilo), de Turquía (que pretende construir una base naval en Port Sudán) y de la propia Arabia Saudí, que también se presenta como mediador.
También hay un reflejo ruso-ucraniano en el conflicto sudanés. Los rusos de la compañía militar privada Wagner están del lado de las RSF, suministrando mercenarios reclutados en la República Centroafricana, mientras que, según algunas fuentes, especialistas de las fuerzas especiales de la inteligencia militar ucraniana (GUR) estarían ayudando a las SAF con drones kamikaces.
En todo esto, los civiles son como siempre quienes pagan el precio. Se estima que 6 millones de personas se han visto obligadas a huir, incluidos desplazados internos y refugiados en países vecinos. En cuanto a las víctimas, la cifra que ofrece la ONU de 9 mil muertos desde el 15 de abril hasta hoy podría ser muy superior, sobre todo, a tenor de las masacres de civiles cometidas por las RSF en Darfur.
A menos que se produzcan avances positivos en las conversaciones de Yeda, el conflicto parece destinado a continuar.
Crédito de la nota: Agencia Fides.