El Obispo de Tombura Yambio, Eduardo Hiiboro Kussala, ha lanzado un urgente llamamiento ante lo que describe como una «situación desastrosa» en Sudán del Sur. El país se enfrenta a una combinación devastadora de hambre, inundaciones, sequía y creciente inseguridad, lo que está llevando a su población a un sufrimiento extremo. Además, la economía del país se encuentra al borde del colapso.
«Nuestro pueblo sigue sufriendo los efectos de las complejas emergencias que siguen produciéndose en muchas partes del país, incluidas las zonas que antes eran pacíficas», declara el obispo Kussala en un comunicado. «Como resultado, el número de desplazados internos que viven en condiciones deplorables y mueren de inanición ha aumentado enormemente en todo el país, y los más afectados son las mujeres, los niños, los ancianos y las personas con discapacidad», recalca Mons. Kussala.
«Los que aún viven en sus granjas se enfrentan al hambre, ya que la mayoría de ellos, irónicamente, han tenido que abandonar su medio de vida para intentar salvar sus vidas. La mayoría de los niños en edad escolar han tenido que abandonar los estudios por la inseguridad y el miedo a ser reclutados a la fuerza para servir como soldados en los conflictos», prosigue Mons. Kussala.
«Ya no se trata del país y sus dirigentes, sino de la población de Sudán del Sur, que está muriendo lentamente. Si no se les protege de estas calamidades, tememos que nuestro pueblo no sobreviva, sobre todo porque la mayoría de la población (64%) son jóvenes indefensos que no tienen ninguna fuente de ingresos, mientras que la mayor parte del resto (36%) son ancianos. La situación es calamitosa y, por lo tanto, requiere medidas urgentes», concluye.
En su último informe, presentado el 1 de marzo, la Comisión de Derechos Humanos de la ONU en Sudán del Sur afirma que la violencia y la arraigada impunidad siguen arruinando la vida de una población extremadamente vulnerable, y advierte que la ya de por sí grave situación humanitaria del país empeorará aún más. Se espera que las elecciones previstas para diciembre, las primeras desde la independencia de Sudán en 2011, sean un hito en los esfuerzos por garantizar una paz duradera tras el fin de la guerra civil que estalló desde 2013 y que ha causado la muerte de unas 400 mil personas. En 2018 se alcanzó un acuerdo de paz, pero su aplicación ha sido lenta y la violencia persiste en algunas partes del país.
Crédito de la nota: Agencia Fides.