Una nueva generación de religiosos: 7 de cada 10 tienen un título universitario

Una nueva generación de religiosos: 7 de cada 10 tienen un título universitario

Una de las conclusiones más convincentes del estudio es el alto nivel de educación entre quienes profesan los votos perpetuos. Un 73% de ellos había obtenido un título universitario o superior antes de ingresar a la vida religiosa. Este hallazgo contrasta con la idea errónea persistente de que la vida religiosa atrae a quienes tienen menos inclinación académica o curiosidad intelectual.

Un estudio estadounidense reciente ha proporcionado un retrato nuevo y detallado de quienes abrazaron un compromiso de por vida con la vida religiosa en 2024. Realizado por el «Centro de Investigación Aplicada al Apostolado» (CARA) de la Universidad de Georgetown, la investigación examinó los antecedentes, la educación y los recorridos espirituales de 140 hombres y mujeres que profesaron votos perpetuos en el año 2024.

Lo que surge es un perfil que desafía los supuestos comunes sobre las vocaciones religiosas. Lejos de ser individuos que se retiran de las actividades intelectuales o recurren a la vida religiosa como un escape, estos nuevos hombres y mujeres consagrados a menudo provienen de antecedentes familiares sólidos, han cursado estudios superiores y se han comprometido activamente con su fe tanto en entornos académicos como personales.

Una característica sorprendente de la clase de religiosos recién profesos de este año es su educación. Casi todos –el 97%– crecieron en un hogar en el que ambos padres biológicos estaban presentes, y el 90% se criaron en familias en las que sus padres estaban casados ​​y vivían juntos. Estos datos sugieren que las vocaciones religiosas suelen fomentarse en entornos de estabilidad y fuertes vínculos familiares.

Su formación temprana también fue profundamente católica. Entre los encuestados, el 92% informó tener al menos un padre practicante, y el 87% se crió en hogares en los que ambos padres eran católicos. Estas cifras refuerzan la influencia bien documentada de la familia en el fomento del compromiso y las vocaciones religiosas.

Una de las conclusiones más convincentes del estudio es el alto nivel de educación entre quienes profesan los votos perpetuos. Un 73% de ellos había obtenido un título universitario o superior antes de ingresar a la vida religiosa. Este hallazgo contrasta con la idea errónea persistente de que la vida religiosa atrae a quienes tienen menos inclinación académica o curiosidad intelectual.

En cambio, los datos sugieren lo contrario: la decisión de dedicar la vida a Dios suele surgir tras años de estudio, reflexión y logros académicos. Muchos nuevos religiosos se formaron en instituciones católicas: el 43% asistió a escuelas primarias o secundarias católicas, el 38% se graduó en escuelas secundarias católicas y el 41% obtuvo títulos en universidades católicas.

Este patrón se hace eco de estudios anteriores que encontraron que las hermanas católicas tienen el doble de probabilidades de tener un título universitario que la población femenina en general. Estas estadísticas destacan que la fe no es un refugio para quienes rechazan el compromiso intelectual; más bien, puede ser la conclusión natural de una investigación profunda y reflexiva.

La edad promedio en el momento de los votos perpetuos en 2024 es de 37 años, aunque la mitad de los encuestados profesaron sus votos a los 34 años o menos. El religioso más joven tiene 25 años, mientras que la mujer de mayor edad que ha hecho los votos perpetuos este año tiene 69 años y el hombre de mayor edad tiene 66.

Su dinámica familiar también revela una tendencia hacia hogares más numerosos. Una gran mayoría –96%– tiene al menos un hermano y el 40% proviene de familias con cuatro o más hijos. Solo el 5% de los nuevos profesos son hijos únicos.

Los datos de este año presentan una imagen de una nueva generación de hombres y mujeres religiosos cuyas vocaciones fueron moldeadas por fuertes lazos familiares, excelencia académica y un profundo compromiso con su fe. Sus trayectorias ilustran que la vida religiosa no es un retiro del mundo, sino que a menudo es el resultado de una decisión informada e intencional tomada después de años de estudio, crecimiento personal y reflexión.

Los hallazgos también refuerzan el papel crucial de la educación católica en el fomento de las vocaciones. Las escuelas, universidades y entornos familiares que integran la fe y el desarrollo intelectual desempeñan un papel importante en la orientación de las personas hacia el compromiso religioso.

Crédito de la nota: Zenit