Monseñor Roberto Campisi, asesor para los Asuntos Generales de la Secretaría de Estado, intervino en la reunión del Consejo de Administración de la Fundación Juan Pablo II para el Sahel, en Dakar (Senegal) y trasladó la cercanía del Papa al organismo que forma parte del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.
Una oportunidad para compartir fraternalmente la misión de los pastores en la parte saheliana del norte de África (entre el Sáhara y la sabana sudanesa). Este fue el pensamiento expresado por Monseñor Roberto Campisi, asesor para los Asuntos Generales de la Secretaría de Estado del Vaticano, al intervenir en la 43 Sesión del Consejo de Administración de la Fundación Juan Pablo II para el Sahel, que se inauguró el 17 de febrero y concluirá el 21 de febrero en Dakar, Senegal.
«El continente africano –dijo– es cada vez más frágil debido a los conflictos armados en algunos países del Sahel y a las catástrofes naturales». Por ello, explicó Campisi, para responder eficazmente a su vocación, la Fundación Juan Pablo II está llamada a contribuir al desarrollo humano integral, pero también a articular sus iniciativas según las directrices establecidas en la constitución apostólica Praedicate evangelium.
Agradeciendo al arzobispo de Dakar, Benjamin Ndiaye, la hospitalidad ofrecida a la Fundación, el consejero habló de «un signo de atención fraterna» y «un testimonio elocuente de la comunión» entre los obispos a los que está confiado el organismo pontificio. Por último, expresó su deseo de que el encuentro sea también una ocasión para reflexionar juntos sobre el nuevo reglamento de las fundaciones vaticanas, tras el llamamiento del Papa Francisco a una reforma de la Curia romana que nazca antes que nada de una reforma interior.
En su discurso en Senegal, sor Alessandra Smerilli, secretaria del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, subrayó la necesidad de afrontar también las injusticias que subyacen a los conflictos en el Sahel. Invitó a unir «fuerzas con el Papa en la lucha contra la pobreza, en la consecución de un desarrollo humano integral para todos nuestros hermanos y hermanas, y en la búsqueda de una coexistencia pacífica entre los pueblos del Sahel. Este es el gran desafío al que nos enfrentamos hoy». La religiosa agradeció el compromiso en la lucha «por un África mejor, donde no sea pisoteada la dignidad de nadie y donde la fraternidad sea una realidad, fuente de alegría y esperanza para todos». A continuación, recordando las nuevas perspectivas indicadas por la reforma de las fundaciones pontificias, la hermana Smerilli expresó su deseo de que las acciones puestas en marcha reflejen «los valores universales de justicia, solidaridad y compasión, y se orienten hacia el bien común y el trabajo por la paz y la amistad social, provocando cambios a favor del desarrollo integral de la humanidad en el Sahel».
Crédito de la nota: Vatican News