Diversos influencers católicos que tenían previsto acudir a la canonización del beato Carlo Acutis se reunieron para rezar por el difunto papa Francisco y reflexionar sobre su legado evangelizador en la era digital. El encuentro fue un testimonio de unidad, ternura y misión.
En el corazón de la Ciudad Eterna, a pocos pasos de la Plaza de San Pedro, misioneros digitales de diversos países se encontraron, este sábado 26 de abril de 2025 por la tarde en el Centro Internacional Juvenil San Lorenzo, para orar por el eterno descanso del Santo Padre Francisco y reflexionar sobre su legado para la misión digital.
La actividad comenzó con un programa espiritual cuidadosamente preparado: adoración eucarística, oración en silencio, la lectura de la parábola del buen samaritano (frecuentemente citada por el Papa en sus discursos), cantos del Padre Cristóbal Fones SJ, director de la Red Mundial de Oración del Papa, peticiones, la oración a la Virgen María y la bendición. Todo ello envuelto en un ambiente de contemplación y amor fraterno, donde cada gesto y palabra resonaban con la memoria viva de un Papa que transformó la forma de evangelizar en nuestro tiempo.
Asimismo, se invitó a los participantes a escribir en un papel una palabra por la que agradecieran a Dios por el pontificado de Francisco, creando un gesto simbólico de agradecimiento y reflexión, colocándolo debajo de una imagen de difunto Papa.
Uno de los momentos más conmovedores fue la intervención del escritor y biógrafo Austen Ivereigh, quien compartió su testimonio sobre el legado de Francisco: «Nos mostró el estilo de Dios —afirmó—, no como teoría, sino con su vida. Lo encarnó con humildad, ternura y paciencia». Ivereigh recordó cómo el entonces cardenal Bergoglio, en su intervención durante las congregaciones generales antes del cónclave de 2013, habló de una Iglesia encorvada sobre sí misma, que necesitaba volver a salir, a evangelizar, a mirar más allá de sus propios muros.
«Francisco no lamentó la pérdida de poder de la Iglesia; vio en ello una oportunidad para volver a ser una Iglesia pobre para los pobres» añadió. Y concluyó con un llamado claro a los presentes: «Ustedes son parte de esa transformación. Son testimonio de que evangelizamos no desde el poder, sino desde el amor, desde abajo, como comunidad».
La segunda intervención, a cargo de Monseñor Lucio Ruiz, secretario del Dicasterio para la Comunicación, fue un llamado a la unidad y al compromiso valiente. Explicó cómo por primera vez en la historia de la Iglesia, el reciente Sínodo dedicó un capítulo entero a la misión en los ambientes digitales, reconociendo su urgencia y su fuerza transformadora. «La Iglesia ha abrazado la misión digital como verdadera misión —declaró—. Es una nueva página misionera en la historia de la Iglesia».
Con pasión, Monseñor Ruiz instó a los misioneros digitales a salir de sus «sacristías digitales», a no conformarse con los likes o los seguidores, sino a ir al encuentro del que sufre, del que busca, del que necesita.
«No se trata de números, sino de amor. Prefiero mil influencers con un follower, que lo cuidan, que lo conocen, que lo aman, a un influencer con mil seguidores que no sabe quiénes son».
Tras el encuentro, se renovó con entusiasmo la invitación a participar del Jubileo de los Misioneros Digitales, que se celebrará en Roma los días 28 y 29 de julio, como un momento de gracia, formación e impulso en la misión.
Varios de los asistentes a la reunión tenían previsto participar al día siguiente en la canonización del beato Carlo Acutis, originalmente programada para el domingo 27 de abril, pero suspendida tras el fallecimiento del Santo Padre. La figura de Carlo (adolescente apasionado por la Eucaristía y por la evangelización en internet) sigue siendo un faro para muchos, un verdadero pionero en los areópagos digitales a los que hoy la Iglesia se siente llamada a entrar con valentía y ternura.
En este tiempo de espera, mientras la Iglesia se prepara para discernir al próximo sucesor de Pedro, este encuentro fue una luminosa manifestación del fruto más hermoso del pontificado de Francisco: una Iglesia en salida, sencilla, paciente, capaz de escuchar y de ir al encuentro.
Crédito de la nota: Vatican News.