Pocos días después de la visita a Malta, se espera el próximo viaje apostólico del papa Francisco a Sudán del Sur, previsto del 5 al 7 de julio, que será «el cumplimiento de una acción iniciada por el Pontífice hace mucho tiempo para pedir la paz para este país». Es la convicción de Monseñor Christian Carlassare, obispo de la diócesis de Rumbek, cuya ordenación episcopal y posterior ceremonia de investidura tuvo lugar el 25 de marzo.
Perdón y esperanza en África Oriental
El prelado sabe bien lo difícil que es llevar la paz a esta nación de África devastada por años de luchas tribales y políticas, pero también enormemente afectada por la pobreza extrema. Ha experimentado el odio y la violencia de forma directa cuando, en la noche del 25 de abril del año pasado, recibió un disparo en las piernas en un ataque perpetrado poco después del anuncio de su nombramiento como obispo de Rumbek. Pero nunca perdió la esperanza: «Para mí, recomenzar significa perdonar, porque sin el perdón no habría reinicio. La misericordia, en cambio, se convierte en la capacidad de establecer relaciones y reconstruirlas desde donde fueron interrumpidas», dice con voz serena.
Por lo tanto, la visita del papa Francisco forma parte de esa profunda esperanza. La visita del Papa -explica el obispo- dará un importante impulso al proceso de paz que afectará a todas las comunidades, especialmente a las más frustradas y marginadas. Para monseñor Carlassare, la presencia del Papa será también un estímulo para la Iglesia local, comprometida con la curación de las heridas de la población: «Será un gran estímulo para que la Iglesia sea un verdadero instrumento de reconciliación y de paz a través de las numerosas obras ya presentes en el país: desde las de evangelización hasta las de promoción humana basadas en el cuidado de toda la persona».
El abrazo con el Papa
Pocos días antes de su ordenación episcopal y de la ceremonia de posesión, monseñor Carlassare fue recibido por el papa Francisco en el Vaticano. «Para mí fue una gran alegría conocer al Santo Padre en persona. Fue un momento muy sencillo y de gran armonía en el que me dijo pocas palabras pero esenciales: “No tengas miedo, el Señor acompaña y apoya siempre”. La bendición que me dio es la de un hombre que ha confiado en el Señor y está dando su vida por la Iglesia, por lo que lo considero muy importante», dijo monseñor.
Crédito de la nota: Vatican News.